Con la renovación del alto mando de las Fuerzas Armadas, el presidente de la República, Daniel Noboa Azín, va completando uno de los frentes políticos de su gobierno, aunque el plan operativo que aplicará para contrarrestar la inseguridad ciudadana y el papel que tendrá la institución castrense es un tema pendiente.

Este 28 de noviembre, Daniel Noboa ejecutó un cambio que era esperado tras la designación de su ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo: conformó una nueva cúpula del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (Comaco).

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El contralmirante de la Armada Jaime Vela Erazo fue designado como jefe del Comando Conjunto, mediante el decreto 36, suscrito este martes, en reemplazo de Nelson Proaño Rodríguez, quien lideró la institución en el gobierno de Guillermo Lasso.

En la Fuerza Terrestre se seleccionó al general de Brigada Edwin Adatty Albuja; en la Naval, al contralmirante Miguel Córdova Chehab; y, en la Fuerza Aérea, a Celiano Cevallos Calderón.

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La posesión de estos oficiales se realizará este 30 de noviembre, a las 10:00, en la capital.

Aunque con esta renovación Noboa habría ‘saltado’ la jerarquía en la línea de ascenso, pues nueve generales se quedaron fuera, se conoció extraoficialmente. De ellos, cinco pertenecían al Ejército, dos a la Armada y dos de la Fuerza Aérea.

El pasado lunes, el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, fue recibido por la cúpula saliente y al pie de fuerza pidió que, además de «las tareas específicas de protección de la soberanía, deben sumarse con urgencia a las actividades de protección a los ecuatorianos», en referencia a su participación en la seguridad interna en operativos conjuntos con la Policía Nacional.

No obstante, el Gobierno todavía no ha revelado cómo ejecutará este proceso, pues actualmente las Fuerzas Armadas no tienen la facultad de participar en la seguridad interna.

En tanto, en la gestión pasada, Lasso recurría a declarar estados de excepción localizados y temporales para permitir la presencia de militares en las calles.

Durante la campaña electoral de la segunda vuelta, Noboa ofreció implementar el Plan Fénix, que incorporaba la creación de un sistema de inteligencia. En esa línea, no ha designado al funcionario de su confianza que asumirá el Centro Estratégico de Inteligencia (CIES).

Bajo ese escenario, para el catedrático universitario Lautaro Ojeda, al cambio en la cúpula castrense está pendiente conocer «qué papel» van a tener y si habrá coordinación con la Policía Nacional.

Pero no solo la fuerza pública, sino si a este trabajo se unirán los ministerios del frente social por cuanto el mandatario planteó como parte de su política generar plazas de empleo.

«Una de las medidas fundamentales para enfrentar la violencia y la delincuencia es la creación de empleo, pero esto es un proceso complejo que demanda tiempo y no sé si eso sea posible», comentó Ojeda.

Espera que se esté trabajando en un plan operativo que diagnostique la situación y las acciones que se van a aplicar. «Si existe la voluntad y la energía desde el Gobierno, también se necesita un equipo que tenga una formación y un conocimiento en el campo de la seguridad, que no tenga que ver solo con la coyuntura, sino que vaya más allá y ahora, en el corto plazo», precisó Ojeda.

A criterio del exsecretario de Seguridad el general (s. p.), Wagner Bravo, el nuevo gobierno debe buscar alternativas urgentes, porque la situación de la violencia no ha cambiado.

«No porque haya un cambio de gobierno la situación de la violencia ha cambiado», expresó Bravo, para quien la designación del alto mando es potestad del presidente y de la confianza que tenga sobre los oficiales.

La expectativa también está por conocer el lineamiento que se dé a las Fuerzas Armadas para bajar el nivel de conflictividad, dijo Bravo, tomando en cuenta que el ministro Loffredo no posee una experiencia o formación militar, pero que tendrá que manejar la política-estratégica entre el presidente Noboa, el Ministerio y las Fuerzas Armadas.

«Es un poco difícil tener una curva de aprendizaje rápida, pero hay que fortalecer el sistema de seguridad. El ministro, creo, tendría que conocer sobre la parte política-estratégica, pero esperamos que sea la mejor y la más acertada. Necesitará el apoyo de las Fuerzas Armadas y dejarse ayudar. Tenemos un ministro y cúpula nuevos, pero los problemas siguen siendo los mismos», enfatizó Bravo.

El exfuncionario cree que el régimen tendría que trabajar en una ofensiva diplomática con Colombia para incrementar controles fronterizos sobre la producción de sustancias ilícitas y que haya una continuidad de los acuerdos con los Estados Unidos.

La administración de Lasso firmó un Memorándum de Entendimiento (MOU) entre el Departamento de Defensa del Gobierno norteamericano y el Ministerio de Defensa ecuatoriano, con 169 objetivos para fortalecer a las Fuerzas Armadas, que tendría resultados en un lapso de siete años, con un beneficio de más de $ 3.000 millones de cooperación para el Ecuador.

Según sus informes oficiales, este apoyo produjo una inversión de $ 429 millones y otros $ 600 millones estarían comprometidos hasta el 2026 para la compra de equipamiento armamentístico en las tres ramas: Terrestre, Naval y Aérea.

En septiembre pasado, el Gobierno entregó vehículos tácticos para las Fuerzas Armadas. API / DANIEL MOLINEROS Foto: API / EL UNIVERSO

En otro ámbito, se espera conocer si Noboa mantendrá la política del expresidente, que incrementó el valor del conocido ‘rancho’ (alimentación para los militares) de $ 90 a $ 190.

El catedrático Daniel Pontón considera que la renovación de la cúpula era una acción esperada del Gobierno entrante, pero que tendría que atender, entre otros, tres temas clave.

Tales como recuperar la capacidad de rectoría en materia de defensa; luchar contra la corrupción en las filas militares, por las sospechas de personal vinculado a casos de narcotráfico.

«Ese es un tema clave, pero también lo es la ejecución presupuestaria; y mejorar las operaciones de coordinación con la Policía Nacional en aeropuertos y zonas fronterizas. El presidente tiene una gran labor en cuadros claves todavía, como quién va a ir a inteligencia, será alguien de su confianza», opinó Pontón.

Otra área es la administración de las cárceles a cargo del Sistema Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad (SNAI), en la que no se ha anunciado a su titular.

«Resta por definir qué pasará con el Ministerio del Interior que se podría fusionar con el Ministerio de Gobierno. Se va cerrando el cuadro de personalidades que lo van a acompañar en su gestión, porque no sería saludable que no se lo haga. Hay que dar pasos completos», acotó el analista. (I)