El excontralor general del Estado Carlos Pólit Faggioni no opuso resistencia. Fue encarcelado la tarde de este 23 de abril, luego de que un jurado lo declarara culpable de haber lavado dinero proveniente de sobornos en Estados Unidos.

El condenado escuchó el veredicto sentado, mirando fijamente a la jueza Kathleen Williams. Tenía cruzados los dedos de las manos, sosteniéndose la barbilla. Un asistente de la magistrada leía el veredicto del jurado. Pronunciaba uno a uno los seis cargos penales imputados y, luego de cada uno, dejaba caer secamente un “culpable”.

Pólit recibió los martillazos sereno, sin voltear a ver a los familiares que lo acompañaban en la Corte del Distrito Sur de Florida. Ellos fueron los más afectados con cada resolución de culpabilidad. Empezaron a llorar.

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El ex hombre fuerte del correato mantuvo la calma. Estaba previsto que no fuera a prisión de inmediato. En estos casos, usualmente, a la lectura del veredicto del jurado le siguen varios días de cese para que el juez pueda preparar la sentencia definiendo el tiempo de la condena. Solo después, llama a una nueva audiencia para dar a conocer la pena y emitir la orden de encarcelamiento respectiva.

El fiscal Alexander Kramer desbarató este guion. Tras escuchar el veredicto, pidió a la jueza Williams que emitiera una orden de encarcelamiento inmediato. Argumentó que Pólit ya se había fugado de Ecuador, donde tiene una sentencia de seis años de cárcel pendiente y un proceso penal detenido. También afirmó que las investigaciones aún no han encontrado todo el dinero relacionado a sus actos de corrupción.

La magistrada dio un receso hasta resolver la solicitud. El ambiente se volvía cada vez más tenso. Todos los asistentes salieron de la sala. Los familiares de Pólit lo abrazaron entre lágrimas. La situación empeoró cuando dos alguaciles entraron al recinto. Era una mala premonición para ellos.

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Minutos después, la jueza llamó nuevamente a instalar la audiencia. Iba a informar su decisión, pero la defensa de Pólit salió al paso y anunció que su cliente había decidido entregarse voluntariamente a las autoridades.

Pólit se levantó de la silla. Se retiró el saco, la corbata y una faja. Se quedó vistiendo una camisa celeste y un pantalón gris. Los alguaciles lo revisaron y terminaron de retirarle las últimas cosas personales que llevaba encima. No le pusieron esposas. Lo sacaron por la parte lateral de la sala. Detrás de sus espaldas se cerraron las puertas, rumbo a prisión. (I)