Érika Cristina Paredes Sánchez es postulante a la Vicepresidencia de la República por la alianza Actuemos, integrada entre los partidos Avanza y SUMA listas 8-23, que cobija la candidatura presidencial de Otto Sonnenholzner. A él lo conoció hace un año, durante sus estudios de administración pública en la Universidad de Harvard. Asegura que no tiene un pasado político, pero no es nueva en la función pública, pues fue parte de la Iniciativa Yasuní ITT que impulsó el político Rafael Correa en los primeros años de su gobierno. No es ‘correísta’ dice, sino una funcionaria que aspira a llegar a la Vicepresidencia en los comicios generales del 20 de agosto para aplicar sus conocimientos en contratación pública y lucha contra la corrupción, pese al corto lapso que durará este mandato, tras la declaratoria de la disolución de la Asamblea.

¿Cómo se describe Érika Paredes?

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Vengo de una familia trabajadora, tenemos una fábrica de muebles tallados. Mi abuelo era artesano, reparaba mueves en el Palacio de Carondelet con el expresidente Otto Arosemena… Me dicen que ahora yo quiero llegar a Carondelet, les digo sí, pero con otro Otto. La Vicepresidencia no estaba en mi radar porque siempre he trabajado en posiciones de servicio. No me gusta eso de figurar, de estar en el poder, de que me tomen fotos… Si puedo llegar a servir desde la Vicepresidencia será para tener un poder para hacer el bien, porque puede ser utilizado para el mal: para robar, para corromper, para satisfacer el ego; pero cuando es utilizado para hacer el bien, se pueden hacer cosas buenas.

Dice que no le gusta figurar o el poder. ¿Qué la impulsó al radar de la política?

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Llegó el momento de hacerlo, llevo formándome muchos años en la academia y en el sector público más de quince años, es lo que sé hacer y lo hago bien. Llego en un momento en el que digo el país está en una crisis total, que más atrás no podemos ir. Veo ese espacio y en cómo la gente buena, capacitada, puede servir y dejamos ese espacio para que la gente mediocre, que no le interesa el país, gobierne. Dije ‘bueno, este es el momento’ y surgió para hacerlo junto con Otto. Conectamos en valores y Otto tiene uno que admiro: la honestidad. Es una persona honesta y sincera y eso para mí es algo no negociable.

Integrar candidaturas presidenciales con paridad de género no estaba previsto. ¿Ser su binomio fue algo improvisado o se habló tiempo atrás?

Otto venía trabajando un tiempo en un proyecto para el 2025. Me sumo en medio de esta coyuntura en la que conectamos en las cosas en que podemos hacer para el país. Otto me lo dijo y le respondí que quince meses de gobierno es un reto grande, pero es un reto para el que estamos capacitados porque tenemos la vocación de servicio y de hacer las cosas bien. Los dos hemos trabajado en la función pública y sabemos hasta dónde nos avanza la camisa.

¿Si fuera electa, qué haría para que su función no sea ‘decorativa’?

Siempre he dicho que las mujeres no somos un llavero o un adorno y no estamos ahí para ser modelos. Si fuera eso, no hay forma alguna de que yo estuviera aquí. Me he ganado la vida a pulso, con trabajo; y mi ambición de estar ahí son varias. Una de ellas, que más mujeres estén en puestos de poder para hacer el bien y que no pasen por la discriminación. Porque yo lo pasé por mi color de piel, por ser mujer, por venir de una ciudad pequeña. Con Otto hemos pensado cómo será la división de funciones, porque quince meses se irán volando y no somos un equipo que se formó por una cuota… Somos reales, no hay ningún margen de negociación y por eso estamos juntos en esto.

Otto Sonnenholzner y Erika Paredes inscribieron sus candidaturas en el Consejo Nacional Electoral por la alianza 8-23. Foto de Archivo Foto: Carlos Granja Medranda

Su plan de trabajo tiene muchos verbos que ofrecen proyectos. En seguridad hablan de coordinar con la función Judicial, la reducción de delitos violentos, pero ¿cómo se ejecutará?

Nuestro plan tiene tres ejes: plan, plata y empleo. Es paz en las calles, plata en los hogares y progreso para las familias. Son las necesidades que hemos visto. La seguridad tiene dos aristas, de cómo prevenimos la delincuencia y creemos que eso viene por desarmar a los delincuentes y armar a la Policía. En cómo usar la tecnología que ya tenemos para monitoreo, para rastreo; incrementar la capacidad que tenemos. Tenemos que construir más cárceles, que no se van a ver de manera inmediata, por eso coordinaremos con la fuerza pública. Tenemos que trabajar con la Asamblea Nacional en procesos que nos permitan dar más protección a los jueces para que puedan despachar desde el extranjero, que puedan tener la seguridad para tomar medidas de largo plazo. El problema de seguridad está relacionado en cómo generamos empleo y progreso, porque hay delincuencia organizada sí, pero también hay delincuencia por la falta de empleo porque no nos alcanza el dinero. Quiero sacar al país adelante y creemos que sí es posible.

Resalta sus conocimientos en administración pública, ¿tiene un plan de acción concreto?

En las compras públicas para que sean eficientes. Cuando la gente no roba, la plata nos alcanza. En Naciones Unidas trabajé en compras consolidadas en medicamentos en varios países y logramos ahorrar $ 600 millones comprando las mismas medicinas, con los mismos proveedores y cantidades. Otro tema es el financiamiento internacional. En la ONU logré movilizar $ 6.000 millones para proyectos en América Latina. Entro con un rol de cómo traer fondos que existen, sobre todo desde la perspectiva ambiental. Hay proyectos que están listos para hacerse y no requieren de gran espera, sino de voluntad de ejecución.

Fue parte de la Iniciativa Yasuní ITT del gobierno de Rafael Correa que fracasó. ¿Respaldará la consulta para evitar la explotación en el Yasuní ITT que la impulsó un grupo ciudadano y que se votará en estas elecciones?

El proyecto del Yasuní fue mi primera experiencia en el servicio público. Cuando entré ahí era mi pasión, mi sueño y quería que salga adelante y trabajé como técnica gestionando fondos verdes. Cuando se decidió lo del Yasuní (su cancelación) fue uno de los días más tristes de mi vida. Fue un día negro. Ahora es la oportunidad para protegerlo. Pero hay que ser sinceros, el parque está en proceso de explotación, el bloque ITT, al menos la I (Ishpingo). Eso quiere decir que ya están las carreteras, las tuberías y se explotan hoy en día 55.000 barriles diarios. Nuestra decisión es decir sí para proteger la naturaleza, pero debemos ser consecuentes. Vamos a tener un plazo que va a permitir gestionar nuevos recursos que llenen ese hueco de ingresos económicos. A la vez, esos nuevos ingresos que podamos obtener tienen que estar distribuidos de una buena manera, sobre todo en la Amazonía. Porque decimos ‘bueno, no cortes el árbol, no caces la fauna y no contamines el agua’, pero ¿qué opciones de empleo damos para que ellos mismos no apoyen las explotaciones?

La cuestionan por pedir una recomendación a Rafael Correa para ingresar a Harvard. ¿Trabajar en su gobierno le dejó un buen aire o la decepcionó?

Yo serví a mi país. Esa es la verdad, serví desde el Yasuní ITT, serví haciendo relaciones internacionales, nunca pertenecí a un partido político, nunca me habrán visto de militante, o me habrán visto en las calles. Para tener una beca en Harvard se necesita una carta de recomendación, porque la universidad es muy cara y con mis ingresos no me alcanza. Necesitaba una beca y tuve varias cartas, una de Marcelo Ebrard, que es candidato a la Presidencia de México, de altos representantes de Naciones Unidas, del expresidente Correa, porque yo serví en la iniciativa Yasuní que estaba hospedada en la Presidencia, pero no tengo una filiación política de esa época, sino una vocación de servicio.

Entonces, ¿no es correísta?

No, no soy correísta, soy una servidora pública. (I)

Bio de bolsillo

Nombre: Érika Cristina Paredes Sánchez

Lugar de nacimiento: Cuenca

Edad: 38 años

Estado civil: Soltera

Formación: Licenciada en estudios internacionales de la Universidad del Azuay. Estudió una maestría en Estudios de Desarrollo en Suiza y concluyó una maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard.

Profesión: exfuncionaria en la iniciativa Yasuní ITT en la Presidencia de la República; consultora en la ONU.

Pago de impuesto a la renta: entre el 2018 y 2022 no reporta pago de impuesto a la renta, según el SRI. En el 2015 pagó $ 2.771; en el 2014, $ 1.260; y, en el 2013, $ 2.092.