Un ambiente lleno de cautela en lo que hay que decir y tensión sobre los resultados por recibir es lo que se vive en el salón de un hotel ubicado en el norte de Quito, lugar que fue elegido por los integrantes de la Revolución Ciudadana y su binomio presidencial, Luisa González-Andrés Arauz, para recibir los resultados de la votación de segunda vuelta que se dio este domingo, 15 de octubre, en todo el Ecuador y en las tres circunscripciones del exterior en las que hay ecuatorianos empadronados.

Un escenario con una pancarta gigante, en la que se lee “Luisa presidenta”, ocupa el centro de un salón preparado con sillas, mesas, audio y hasta pastel. El sitio reservado para esta ocasión distaba mucho del usado en la primera vuelta, en el sur de Quito, al que acudieron muchos seguidores.

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Poco antes del cierre de las votaciones empezaron a llegar al lugar asambleístas electos, autoridades seccionales en funciones, asesores políticos y de comunicación, así como simpatizantes del movimiento de la Revolución Ciudadana.

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La mayoría de estos integrantes de la Revolución Ciudadana, al ser abordados, aunque tenían confianza de que el voto popular los favorecía, preferían ser cautos y esperaban a que avance el conteo para que, una vez se haya reunido el buró político del movimiento, sea este el que dé una posición oficial con base en cifras reales.

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Mucho antes de ellos había ya ingresado al hotel la presidenciable González, quien poco antes había acompañado a la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, a votar en un recinto electoral del sur de la capital. Visiblemente agotada, a su ingreso lo primero que recordó la candidata es que había recibido ciertos datos que revelaban que la Revolución Ciudadana había sido la ganadora en varios países de Europa; eso esperaba que se replique en el país para así alzarse con la victoria.

Revisión de bolsos, registros rigurosos, militares con armas largas y cercos policiales numerosos fueron los ingredientes, ya comunes en esta campaña, que se repitieron dentro y fuera del salón y el hotel escogidos para recibir los datos de esta jornada.

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Ya cerradas las votaciones, a muchos de los presentes los embargó la preocupación. Su rostro lo demostraba de alguna forma, pero su insistente revisión de sus celulares y comentar lo que veían les hacía evidenciar una cierta ansiedad. Unos aseguraban que el margen era corto y que aún faltaban muchos votos por contar, en especial en provincias como Manabí, a la cual calificaban como un bastión de la “revolución“.

En una mesa redonda, un tanto alejada del escenario principal, se mantenían hablando el parlamentario andino Virgilio Hernández, las asambleístas reelectas Marcela Holguín y Viviana Veloz, entre otros cercanos al correísmo. Había una conversación evidente entre ellos, pero sus miradas de los celulares no se apartaban. En varias pantallas cercanas se podía ver, mas no oír, lo que los medios de comunicación decían de cómo estaban los de la candidatura rival.

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Así pasó la primera hora luego del cierre de las votaciones de una elección en la que el Consejo Nacional Electoral (CNE) esperaba, pasadas las 18:00, empezar a dar los primeros resultados oficiales de la jornada. (I)