Desde lejos solo se notan las copas de sombreros de los que en muchos casos sobresalen de un costado delicadas plumas de pavo real. Son indígenas quienes en dos reuniones por separado rodean a personas adultas que toman la palabra para explicarles que mantendrán su presencia en Cutuglagua, zona fronteriza entre los cantones pichinchanos de Mejía y Quito, a la espera de que arriben más “compañeros” de provincia.