Lo que comenzó como un conflicto personal entre el exvicepresidente Jorge Glas, su excolaboradora Soledad Padilla y su pareja, el legislador electo Ferdinan Álvarez, escaló hasta lo judicial, derivandose en denuncias por presunto acoso y extorsión, e investigaciones por supuesta corrupción en la Prefectura de Pichincha, y lo político, con una desafiliación y cuestionamientos entre líderes y militantes de la Revolución Ciudadana, que aseguran estar fuertes y listos para virar la página.