Con miras a apaciguar las tensiones diplomáticas, que han desembocado en repercusiones contra una parte de las exportaciones de Ecuador a Rusia, la canciller Gabriela Sommerfeld dialogó la tarde del lunes 5 de febrero con el embajador ruso Vladimir Sprinchan.

De aquel encuentro se compartieron pocos datos a través de las redes sociales de la Cancillería. Se informó que Sommerfeld recibió a Sprinchan. Que “con Rusia existe una diversificada agenda bilateral”. Que los dos países “mantienen canales abiertos para el diálogo constructivo”.

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Los escasos detalles publicados de la reunión se centraron únicamente en el tema comercial, relacionado con la decisión del Servicio Federal de Control Veterinario y Fitosanitario ruso de suspender desde el 5 de enero la certificación de cinco exportadoras de banano ecuatoriano, por haber hallado en la carga presencia de la llamada mosca jorobada, y también detener la certificación de los claveles ecuatorianos a partir del 9 de febrero.

Al respecto, la canciller reiteró que “el sector exportador y las autoridades competentes garantizan el estricto cumplimiento de los requisitos fitosanitarios a los productos que se envían a todos los mercados”.

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En las publicaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores no se mencionó el impase provocado por la decisión del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, de entregar a Estados Unidos material militar ruso considerado como “chatarra”, a cambio de $ 200 millones en equipamiento moderno para uso de las fuerzas del orden.

El intercambio con Estados Unidos disgustó al gobierno de Vladimir Putin, que reclama a Ecuador por respetar los contratos y haber entregado material sin el consentimiento de Moscú.

“Una decisión tan precipitada fue adoptada por la parte ecuatoriana bajo serias presiones de figuras interesadas desde el exterior”, comentó en días recientes María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia. (I)