Con una amplia mayoría, la Asamblea Nacional abrió el candado constitucional a los vetos presidenciales, incluidos en la Constitución del 2008, y con ello le resta a la potestad que tenía el presidente de la República para echar abajo los textos aprobados por el Parlamento e imponer sus observaciones, para lo cual el pleno necesitaba mayoría calificada, es decir, 92 votos.