A don Justo, de amplia frente y cabello oscuro que contrasta con su poblada barba blanca, se le ve caminar con cara de angustia. Del cuello al pecho guinda un cartel con un mensaje que llama, de manera desgarrada, la atención de quien se le cruza en la calle.
“Quiero ir a la cárcel”. Eso escribió en el letrero. “Quiero ir a la cárcel”, pidió -y sigue solicitando- Justo Márquez.
Publicidad
Pero Justo no quiere pisar el camino de la ilegalidad para que ese ingreso a un penal se dé.
Sí recordó que “estuvo durante dos años en prisión cuando era joven por problemas con las drogas, pero ahora afirma estar ‘limpio’ desde hace más de tres décadas”.
Publicidad
Entonces, ¿qué ha empujado a Justo Márquez a elevar tan fuerte petición?
La respuesta es demoledora. Se recibe como un latigazo en el corazón.
Don Justo dice que pasa las 24 horas del día en completa soledad. Él, además, a sus 60 años está diagnosticado con cáncer, informa la agencia EFE y reseña el Diario de Sevilla.
10 síntomas del cáncer que pueden pasar desapercibidos
La enfermedad y la soledad de don Justo
Con el cartel que lleva en el pecho, Justo pide “ingresar voluntariamente en el centro penitenciario de Alhaurín de la Torre (Málaga)”.
Por su estado de salud, dijo a EFE, tiene miedo de “estar solo” y piensa que en la cárcel “tendría compañeros”.
El cáncer ha venido a sumarse a una larga lista de padecimientos. Afirmó que tiene problemas de corazón, depresión y ansiedad.
Al sentirse “desahuciado” por los servicios sociales y sanitarios, como señaló, pensó qué hacer para obtener compañía: “No encuentro ayuda por ninguna parte y entrar en la cárcel es la idea que he tenido, pero no quiero cometer ningún delito”.
Don Justo es oriundo de Granada, España, y desde el lunes 4 de septiembre de 2023 comenzó con la insólita petición.
En el Diario de Sevilla publicaron que el sexagenario pudo conversar con el director de la cárcel, “quien le ha denegado la posibilidad de ingresar voluntariamente en ella sin haber cometido un delito”.
Don Justo, quien ha vivido en Nerja, Málaga, dijo que tiene cinco hijos. Ninguno ve de él “hace meses”.
A Justo Márquez se le seguirá viendo cerca del recinto penitenciario. En la cárcel, de agravarse su enfermedad, cree que le darán una mano, que le podrían “atender y socorrer”, expuso a EFE.
Por los momentos, el letrero de don Justo se convierte en una dolorosa protesta. El tiempo pasa y el “Quiero ir a la cárcel” lleva en cinco palabras el enorme peso de la soledad. (I)