El hombre más leal a Putin es Sergei Shoigu, uno de sus ministros. Quien ha comenzado a cometer errores logísticos que impactan en la imagen de un ejército que se creía infalible. Él es uno de los tres hombres con códigos para una acción con armamento nuclear. Es quien aplica sin discutir cualquier orden.
Shoigu, hijo de madre ucraniana, nació el 21 de mayo de 1955 en Tuva, de donde era su padre, cerca de Mongolia. La importancia de este lugar radica en su riqueza cultural y belleza natural, lo que atrajo a Putin a pasar momentos de descanso allí y lo que habría estrechado sus vínculos y simpatías con Shoigu.
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El ahora general se graduó en un Instituto Politécnico en Siberia con un título en Ingeniería Civil en 1977, luego ascendió en las filas de la industria de la construcción hasta convertirse en ejecutivo.
En 1998 se unió al Partido Comunista de la Unión Soviética, donde forjó su carrera política en Moscú durante la década de los 90, en especial como ministro de Protección Civil. Posteriormente fue ascendido como ministro de Defensa en 2012 cuando Putin retornó a la Presidencia.
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En tanto, el opositor de Putin, Alexei Navalny, responsable de la Fundación Anticorrupción de Rusia y ahora preso político, participó de una investigación por manejos turbios que dio cuenta de que Shoigu posee en secreto una mansión de 18 millones de dólares en las afueras de Moscú. Lo publicó bajo el título ‘El palacio más cortés’.
Conflicto con Ucrania
En el séptimo día de la ofensiva rusa, la invasión del Kremlin empieza a reflejar graves problemas logísticos, mientras los ucranianos intentan fortalecerse.
En el Kremlin comienzan a inquietar ciertos gestos de Shoigu. Una transmisión mostró al presidente ruso haciendo declaraciones en las que condenaba las sanciones y ordenaba al país que pusiera sus fuerzas nucleares en estado de alerta. Una imagen desde una enorme mesa donde dicta Putin sus pretensiones.
En ese Consejo de Seguridad, en una reunión con el jefe de las Fuerzas Armadas, Valery Gerasimov, y Shoigu, empezaron a narrarse fricciones. Fue el ministro de Defensa el que llamó la atención.
Mientras los contratiempos del ejército ruso están expuestos, la incomodidad de Shoigu en ese encuentro se hizo notar. Los errores logísticos del ejército con problemas para imponerse a otro más débil en la primera semana de invasión acrecientan este posible malestar. (I)