Una noche de enero de 1864, en algún lugar al sudeste del Cuerno de África, ocurrió algo inexplicable.
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Los que resplandece naturalmente siempre nos maravilla, y cuando se trata del mar, el efecto puede ser aún más asombroso.
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Una noche de enero de 1864, en algún lugar al sudeste del Cuerno de África, ocurrió algo inexplicable.
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