Hubo una época en la que viajar en un avión comercial era un asunto más distendido y menos complicado en seguridad. Los pasajeros podían pasar sin mayores chequeos a las puertas de embarque, acercarse a la cabina del piloto, al galley delantero del avión para conversar con los auxiliares, llevar ciertos líquidos y objetos en la bolsa de mano.