En un vergonzoso listado, Ecuador ocupa el número 25 de entre los 30 países con más casos de bullying o acoso escolar, según reporte de la ONG Bullying Sin Fronteras en el periodo de 2022-2023.

El bullying se ha convertido en una preocupación muy alta para todos los involucrados en la vida escolar. En el Ecuador el acoso escolar es un problema que afecta a muchas vidas. El último año hubo 24.400 casos reportados, de esos, el 35% de estos casos vinieron de instituciones educativas de Pichincha, y el 18% del Guayas.

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El acoso va más allá de los insultos y las persecuciones, algunos de estos casos pueden llegar a ser trágicos; según el Ministerio de Educación ecuatoriano, entre enero del 2020 y marzo del 2023, ha habido 204 casos de suicidio de estudiantes en diferentes etapas de su vida escolar.

En los dos primeros trimestres de este año se han registrado 200 intentos de suicidio, y 17 suicidios. Aunque estos son datos locales, a nivel mundial se considera que la elevada cifra es un resultado de la pandemia de COVID-19, que ha incrementado los casos de bullying una vez que los alumnos volvieron físicamente a las aulas.

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Qué es bullying

El bullying o acoso escolar es cuando una persona utiliza la agresión para mostrar poder sobre otra persona. Esto puede ser físico, verbal o cibernético, y son acciones repetidas, creando un desbalance de poder entre las dos personas.

Mientras que toda forma de bullying tiene consecuencias graves en las víctimas, hay diferentes maneras de las cuales los afectados pueden ser agredidos.

1. La más frecuente es el bullying verbal, que consiste de insultos, apodos ofensivos, rumores lo cual puede crear divisiones entre la víctima y el resto de sus compañeros.

2. También existe el bullying psicológico, en el cual los agresores excluyen socialmente al perjudicado de diversas maneras. Dentro del bullying psicológico se incluye el cibernético, porque el acoso se lleva a cabo a través de las redes sociales y el internet.

3. El bullying físico es menos frecuente hoy en día pero sigue existiendo.

Todos estos tipos de acoso escolar tienen como fin herir a su objetivo.

Según la Unesco, a nivel mundial es más probable que las niñas sean víctimas de burlas por su aspecto físico, mientras que los niños pueden ser víctimas de agresiones físicas.

Niño duerme en clase

Efectos en las personas

Tanto víctimas como agresores son afectados.

Para las víctimas del bullying, el acoso físico, emocional o psicológico tiene consecuencias de corto y largo plazo que afectan seriamente a sus vidas. El acoso sistemático causa el desarrollo de problemas de la salud mental, como el estrés agudo, la depresión y ansiedad, de los cuales los efectos se pueden sentir en sus vidas adultas a lo largo del tiempo. También crea problemas de la autoestima, problemas con las relaciones sociales, y puede crear trastornos fóbicos. Además crea un rechazo a la escuela, lo cual afecta la asistencia a clases, el promedio académico y la carrera a futuro.

Para los agresores, participar en el bullying también trae consecuencias. Tienen más probabilidades de desarrollar dependencia al alcohol y otras sustancias ilícitas, rechazo a la escuela, problemas académicos, relaciones sociales que son problemáticas, y tornarse violentos hacia otras personas a lo largo de sus vidas. De manera similar que sus víctimas, también corren el riesgo de desarrollar depresión.

Estudiantes en clase prestan atención a profesor.

¿Qué podemos hacer?

En Noruega hay un programa que busca deshacerse del acoso escolar. Llamado el Programa Olweus para la Prevención del Acoso Escolar, se basa en la idea de que casos individuales de bullying provienen de un problema sistemático del ambiente escolar.

Desarrollado por el psicólogo sueco-noruego Dan Olweus, pionero en investigaciones académicas sobre la victimización infantil, tiene la idea de que las escuelas tienen una cultura de victimización, entonces la solución viene de cambiar el ecosistema. El Programa Olweus comienza con un reconocimiento del problema a través de encuestas a los estudiantes para recabar información sobre sus experiencias.

Para hacer esto las escuelas tienen que ver qué se conoce del bullying en su comunidad, exhibir claramente cuáles son los comportamientos aceptables, y por cuáles van a ser consecuencias. Dentro de estás consecuencias, hay que dejar claro cuál va a ser la sanción para el niño que victimiza a otros.

Los adultos, sean padres o profesores, tienen que tener un entendimiento alto de que es el bullying, cómo reconocer si un estudiante está siendo afectado, y ser un modelo positivo a seguir. Los profesores deberían saber las áreas dentro del colegio donde hay más probabilidad de que pase un caso de bullying. En las clases los niños deberían ser parte de una conversación sobre el bullying, qué es y cómo ayudar a alguien que está siendo afectado. Este programa fue probado en 200 escuelas en Filadelfia, de las cuales después de su implementación vieron una reducción de 2.000 casos durante dos años. También vieron más empatía para las víctimas.

Prevenir

En el caso de Ecuador, una investigación del Ministerio de Educación de Ecuador sobre una mirada en profundidad al acoso escolar, con entrevistas a diversos grupos, determinó que el discurso dominante en los grupos focales con estudiantes, respecto al acoso escolar, enfatizó en la necesidad de que la víctima se defienda, se “haga respetar”, reaccione, se sancione al agresor y los observadores actúen de manera proactiva denunciando el hecho.

Por ello, también se ha desarrollado el Plan Nacional de Prevención de Riesgos Psicosociales, como parte de la iniciativa mundial “Mi Escuela Segura”, con lo que se pretende fortalecer las relaciones y redes entre los diferentes actores individuales, familiares, escolares, comunitarios y políticos, con el fn de garantizar que la educación sea de calidad e integral, que tome en cuenta las realidades y necesidades de los educandos y que les brinde información y habilidades útiles para la vida. (I)