El candidato apoyado por Donald Trump, el derechista Nasry Asfura, encabeza por leve margen este domingo las elecciones presidenciales de Honduras, marcadas por la amenaza del mandatario estadounidense de recortar la ayuda al empobrecido país.

Asfura, exalcalde y empresario de 67 años, obtiene un 40,6% de los votos, según resultado preliminares con más de un tercio de las actas escrutadas, anunció el Consejo Nacional Electoral (CNE).

A poco menos de dos puntos le sigue el también candidato derechista Salvador Nasralla, de 72 años. La abogada izquierdista Rixi Moncada, de de 60 años y que representa al gobernante partido Libre, aparece tercera a más de 20 puntos de distancia.

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Estoy muy optimista de que en las próximas horas (ese resultado) va a cambiar”, afirmó Nasralla, del Partido Liberal.

En víspera de los comicios, Trump amenazó con recortar la ayuda al país centroamericano si no gana Asfura, del Partido Nacional (PN).

Moncada, quien había dicho que no reconocería los resultados preliminares, pidió la noche de este domingo en un mensaje en X a sus seguidores mantenerse “en pie de lucha” hasta que finalice el conteo de todas las actas de votación, lo que puede llevar días.

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En las elecciones de este país con historial de fraudes y golpes de Estado, los hondureños debían decidir si renuevan o no la confianza en su primer gobierno de izquierda o sigue los pasos de Bolivia y Argentina, cuyo presidente Javier Milei también respaldó a Asfura.

“Que (el ganador) trate de pensar en el país lejos de sus propios beneficios y (...) tenga una mira más allá del país que una bolsa de dinero que saquear”, declaró a la AFP Michelle Pineda, comerciante de 38 años.

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Casi 6,5 millones de hondureños estaban llamados a elegir al relevo de Xiomara Castro en una sola vuelta, así como diputados y alcaldes por cuatro años. La autoridad electoral aún no dio cifra de participación.

Tras una campaña con denuncias anticipadas de fraude, la jornada se desarrolló en un “ambiente democrático”, según la misión de observadores de la OEA. Estados Unidos dijo este domingo seguir “de cerca” los comicios.

Asfura busca la presidencia por segunda vez tras perder en 2021 contra Castro, y Nasralla por tercera ocasión.

La sombra de Venezuela

Irrumpiendo en la contienda electoral de Honduras al final de la campaña, Trump dijo que “Tito” Asfura es el “único amigo de la libertad”, y que si perdía Honduras quedaría bajo control del presidente venezolano, Nicolás Maduro, y “sus narcoterroristas”.

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A Moncada la calificó de “comunista” que idolatra a Fidel Castro, y a Nasralla, un exaliado del oficialismo que incluso formó parte del gobierno, de “casi comunista”.

Alineándose con el presidente republicano, Nasralla aseguró este domingo que la izquierda haría que los hondureños pasaran “hambre y ganen tres dólares mensuales como en Venezuela y Cuba”.

Trump fue más lejos el viernes al anunciar que indultará al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien gobernó con el PN de 2014 a 2022, y desde 2024 purga 45 años de cárcel en Estados Unidos por narcotráfico.

La izquierdista denunció este domingo que el perdón al “capo de la droga” fue “tramitado” por las élites locales, en tanto que Asfura aseguró que no tenía “nada que ver con las elecciones”.

La polarización que marcó estos comicios es secuela del golpe de Estado de 2009 contra el presidente Manuel Zelaya, esposo de Castro y quien fue derrocado por la derecha al acercarse a Venezuela.

Los retos: pobreza y seguridad

Complaciendo a Washington, Asfura y Nasralla prometieron acercarse a Taiwán, luego de que Castro restableciera relaciones con China en 2023.

Ocupados en atacarse, los candidatos apenas abordaron las angustias de los hondureños.

Necesitamos más seguridad. No hay empleo y la gente busca oportunidades en otros países”, se quejó Francis Rodas, ama de casa de 29 años, del barrio capitalino 14 de Enero.

Honduras es un país ultradependiente de Estados Unidos, con 60% de sus 11 millones de habitantes en la pobreza y un 27% de su PIB alimentado por las remesas de la migración.

Manuel Orozco, analista de Diálogo Interamericano, precisó a la AFP que el gran desafío del próximo gobierno es el empleo pues la informalidad alcanza el 70%.

En uno de los países más violentos del continente y cuyas instituciones políticas han sido infiltradas por el narcotráfico, las elecciones transcurrieron bajo un estado de excepción parcial impuesto por Castro en 2022.

Valeria Vásquez, de Control Risks, citó también como reto la “debilidad” de unas instituciones politizadas y el control que tiene el gobierno sobre la fiscalía y las fuerzas armadas. (I)