La reciente decisión del presidente estadounidense, Joe Biden, de autorizar a Ucrania el uso de misiles de largo alcance Atacms ha generado una fuerte reacción internacional, con advertencias de Rusia sobre un posible paso hacia la tercera guerra mundial.

El anuncio, reportado inicialmente por The New York Times, marca un cambio significativo en la política de Estados Unidos hacia el conflicto entre Ucrania y Rusia. Los misiles Atacms, con un alcance de hasta 190 millas, permitirían a Ucrania atacar objetivos estratégicos dentro de territorio ruso, lo que ha intensificado las tensiones en la región.

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El Kremlin ha reaccionado con firmeza. Vladimir Dzhabarov, primer vicepresidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara Alta rusa, calificó la medida como un “gran paso hacia el inicio de la Tercera Guerra Mundial”. A estas declaraciones se sumó Maria Butina, legisladora rusa, quien acusó a la administración Biden de escalar el conflicto mientras aún tiene poder, instando a que Donald Trump, quien asumirá la Presidencia en enero, revierta esta decisión.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, también reiteró la postura de que dicha acción transformaría drásticamente la naturaleza del conflicto, involucrando directamente a los países de la OTAN en la guerra. En septiembre, el presidente ruso, Vladimir Putin, ya había advertido de que cualquier ataque dentro de Rusia utilizando armas occidentales sería considerado un acto de guerra por parte de la OTAN.

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Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, no ha ocultado su entusiasmo por la decisión. En un discurso nocturno, señaló que los misiles “hablarán por sí mismos”, dejando claro que Ucrania no anunciará previamente sus acciones militares.

La autorización de los Atacms llega en un momento crítico del conflicto. Según fuentes occidentales, Rusia ha reforzado sus tropas con militares norcoreanos, lo que ha complicado los avances ucranianos. Aunque funcionarios estadounidenses han expresado dudas sobre si este cambio estratégico alterará significativamente el curso de la guerra, el gesto ha sido interpretado como un respaldo a Ucrania en su lucha contra las fuerzas rusas.

La comunidad internacional observa con preocupación la escalada. Mientras Biden enfrenta críticas por sus decisiones, los ojos también están puestos en Donald Trump, quien ha prometido negociar un acuerdo de paz tras asumir el cargo en enero. Según su equipo, Trump buscará poner fin al conflicto, pero no se ha pronunciado sobre si revocará la reciente medida de Biden.

Con el conflicto acercándose a los 1.000 días, la autorización de estos misiles podría redefinir la dinámica en el campo de batalla y las relaciones internacionales, aumentando el riesgo de una escalada que trascienda las fronteras de Ucrania y Rusia. (I)