Un accidente aéreo, seguido de una historia de tragedia y superación lo vivió un grupo de uruguayos y sus familias, cuando su avión se estrelló contra la cordillera de los Andes y cayó sobre un valle nevado, donde las temperaturas bajaban hasta 30 grados bajo cero. Esta es la historia de los 16 sobrevivientes de los Andes, que se retrata en una película dirigida por Juan Antonio Bayona: La sociedad de la nieve (2023), basada en un libro del mismo nombre.

El accidente sucedió el 13 de octubre de 1972, el día en el que 40 pasajeros abordaron el Fairchild FH-227D, aeronave de la Fuerza Aérea Uruguaya, con destino a Santiago de Chile. Los pasajeros eran jóvenes del equipo de rugby uruguayo, Old Christians, y se dirigían a jugar una serie de partidos en la capital chilena.

Old Christians, el equipo de rugby chileno en 1972. Foto: Roberto Canessa

Además de la tripulación, a bordo del avión iban los 19 jugadores, la mayoría veinteañeros, algunos acompañados de familiares y amigos. También se encontraba el médico del equipo junto a su esposa, y una mujer que iba en camino a la boda de su hija en Chile.

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Aunque el vuelo se demoró un día por una escala de emergencia en Mendoza, Argentina, y pese a las advertencias del clima adverso, se tomó la decisión de continuar con el viaje. El primer desafío fue el clima y el complicado trayecto: el avión tenía que tomar una ruta alterna para evitar pasar de cerca por las montañas de los Andes y llegar a salvo a Santiago.

Se estrella el avión

Sin embargo, por cálculos errados de los pilotos y la nublada visión, empezaron a descender cuando aún estaban a decenas de kilómetros de distancia del aeropuerto. Y así fue como el avión se estrelló contra las montañas, perdiendo las dos alas y luego partiéndose en dos. La cola del avión salió volando con los pasajeros que estaban sentados en la parte posterior, mientras que el fuselaje siguió cayendo más de mil metros, hasta caer sobre un valle nevado.

En la caída murieron el teniente Ramón Martínez (navegante), el sargento Ovidio Ramírez (auxiliar de vuelo), Gastón Costemalle (estudiante de derecho), Jorge ‘Alejo’ Hounié (estudiante de veterinaria), Guido Magri (estudiante de agronomía), Daniel Shaw (ganadero) y Carlos Valeta (estudiante).

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El impacto del fuselaje al caer mató a otros cuatro pasajeros: el Dr. Francisco Nicola (médico del equipo de rugby) y su esposa Esther Horta de Nicola, Eugenia Dolgay de Parrado (madre de Fernando Parrado) y Fernando Vázquez (estudiante de medicina). Julio César Ferradas (piloto) también murió al ser aplastado contra el panel de instrumentos. Su copiloto estaba atrapado en la misma posición y seguía vivo, pero moriría durante la primera noche.

‘La sociedad de la nieve’: qué otras películas, documentales, libros y pódcasts se han publicado sobre el accidente aéreo de 1972

Avión de la Fuerza Aérea Uruguaya estrellado en Los Andes

La primera noche

Esa noche fue un calvario para los que seguían vivos, pero fue el fin para las otras cuatro personas que murieron, habiendo sucumbido al frío extremo o a sus heridas: Francisco ‘Panchito’ Abal Guerault, Graciela Gumila de Mariani (invitada a boda), Dante Héctor Lagurara Guiado (copiloto) y Julio Martínez-Lamas.

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A la mañana siguiente, los que amanecieron con vida tenían un objetivo en común: sobrevivir. Empezaron a organizarse, a repartir tareas y a adecuar el espacio del fuselaje, retirando los cuerpos y acomodando a los heridos, buscando entre el equipaje lo que les pudiera ayudar para taparse del frío o comer.

Así se adaptaron los primeros días, racionando la poca comida que tenían e improvisando formas de sobrevivir.

Las malas noticias

Habían pasado diez días desde su caída, y las esperanzas de que llegaran a rescatarlos empezaban a disminuir. Mientras escuchaban una radio que habían alcanzado a reparar, los jugadores de rugby oyeron las malas noticias de que se había suspendido la búsqueda de los restos del avión.

Una emisora uruguaya reveló que el rescate se retomaría en febrero del siguiente año, cuando comenzara el deshielo y las temperaturas más cálidas. Ese fue el golpe más duro para el grupo de jóvenes, que se dieron cuenta de que tendrían que sobrevivir en las montañas heladas indefinidamente, o hasta que salieran de ahí por su cuenta.

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El segundo golpe para los pasajeros fue cuando un alud de nieve cayó sobre el avión 17 días después del accidente, hundiéndolo más aún y sepultando a todos los que se encontraban dentro. Algunos pudieron salir por su cuenta, otros necesitaron ayuda, y otros murieron asfixiados por la nieve: Daniel Maspons, Juan Menéndez, Liliana Methol, Gustavo Nicolich, Marcelo Pérez del Castillo, Enrique Platero, Carlos Roque y Diego Storm.

Imagen de "La sociedad de la nieve", película de J.A Bayona en Netflix (2023)

Antropofagia

La falta de comida seguía siendo su problema más grande, y así fue como el grupo de sobrevivientes tomó la decisión colectiva de comer los cadáveres de los pasajeros, a falta de otra solución. Fue difícil, pues la mayoría eran sus compañeros y familiares.

Dos de los jugadores, estudiantes de Medicina, fueron los encargados de cortar los cuerpos y repartirlos al resto de sus compañeros. Muchos tenían fuertes objeciones religiosas, pero fue mayor la necesidad de sobrevivir.

De ahí en adelante, todos dieron su consentimiento de que el resto podía usar su cuerpo como alimento, en caso de fallecer. Recurrir a la antropofagia fue como se mantuvieron con vida el resto de semanas que pasaron en Los Andes.

Las tres últimas muertes fueron las de Arturo Nogueira y Rafael Echavarren, por gangrena de sus heridas, y Numa Turcatti, que ya pesaba 25 kilogramos al momento de su muerte.

El rescate

Fernando Parrado, Roberto Canessa y Antonio José Tintín Vizintin Brandi, optaron por salir a buscar ayuda el 12 de diciembre. Sin saber qué les esperaba tras las montañas, se prepararon por semanas, comiendo los trozos de carne más grandes para tener más fuerzas y esperando a que aumentara la temperatura.

La escalada de una montaña les duró tres días, tras lo cual Tintín regresó al fuselaje para que la comida les durara más a Parrado y Canessa. Ambos caminaron sin rumbo por la cordillera de los Andes, y tras diez días de andar, se encontraron con un arriero a caballo.

Se trataba de Sergio Catalán, quien después de enterarse de quiénes eran los jóvenes salió a buscar ayuda. El anuncio de que habían sido encontrados dos pasajeros del vuelo 571 salió en la radio, y de esa manera el resto de sobrevivientes en el fuselaje se enteraron de que iban a ser rescatados.

Al día siguiente llegaron helicópteros a la zona del accidente para llevarse a algunos de los pasajeros. Los que no entraron, se quedaron otra noche más acompañados de rescatistas y partieron al amanecer.

'La sociedad de la nieve' cuenta una historia real de un accidente aéreo.

Cuando llegaron a Santiago de Chile fueron directamente a un hospital para ser tratados por desnutrición, deshidratación, huesos rotos, congelamiento y deshidratación.

Habían pasado 72 días desde que su avión se estrelló, y finalmente estaban a salvo.

Los sobrevivientes

16 pasajeros sobrevivieron a la tragedia y retornaron a sus familias. Desde entonces han compartido su historia de superación en entrevistas, libros y documentales.

  1. Roberto Jorge Canessa Urta
  2. Álvaro Mangino Schmid
  3. Carlos Miguel ‘Carlitos’ Páez Rodríguez
  4. Antonio José Tintín Vizintín Brandi
  5. Gustavo Zerbino Stajano
  6. Roy Álex Harley Sánchez
  7. José Pedro Jacinto María Algorta Durán
  8. Roberto Fernando Jorge Bobby François Álvarez
  9. Ramón Mario Moncho Sabella Barreiro
  10. Fernando Seler Nando Parrado Dolgay
  11. José Luis Nicolás Coche Inciarte Vázquez
  12. Adolfo Luis Fito Strauch Urioste
  13. Alfredo Daniel Pancho Delgado Salaberri
  14. Eduardo José Strauch Urioste
  15. Daniel Fernández Strauch
  16. Javier Alfredo Methol Abal

La sociedad de la nieve

Así es como se llegó a conocer al grupo de sobrevivientes y sus compañeros, fallecidos en los Andes. Pablo Vierci, compañero de colegio de algunos de los jóvenes, redactó el libro que se convirtió en uno de los referentes de las experiencias de los uruguayos.

Y es la obra de la cual se inspira Juan Antonio García Bayona para grabar la película La sociedad de la nieve, que ha tenido una estelar aceptación en Latinoamérica y el mundo.

Varios de los sobrevivientes y sus familias participaron en el proceso de investigación y filmación de la película, y algunos de ellos aparecieron en escenas del filme, como extras o personajes secundarios.

El filme ya está en la lista corta del premio Óscar a la mejor película internacional, y es considerada en las categorías de efectos visuales, maquillaje y banda sonora. (I)