¿Puede una pastilla prevenir el contagio con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH)? Lo más responsable es el uso de preservativo, sin embargo ‘tomo PReP’ (profilaxis preexposición) se ha convertido en la frase que antecede a una relación sexual sin uso de condón de forma consentida entre dos personas que recién se conocen. Ingerirla es una de las formas de prevención del VIH, que si no se trata provoca el sida (etapa más grave y final de esta enfermedad infecciosa).

Si una de las dos personas está infectada, el VIH sí entra al organismo de la que no lo tiene debido a que no se usa preservativo, pero las píldoras actúan como un bloqueo y el virus no se reproduce.

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Su uso es más generalizado entre las personas trans y los hombres que tienen sexo con hombres, los dos grupos más expuestos al VIH porque es donde se concentra la epidemia en Ecuador.

Sin embargo, la pastilla PReP no previene la transmisión de las otras enfermedades venéreas como la sífilis y la gonorrea.

Tampoco ha detenido la aparición de nuevos casos de VIH en Ecuador, tras décadas de medidas preventivas que no han funcionado totalmente, como la del uso del condón cuando se tiene relaciones sexuales riesgosas, medida que es poco acatada por la población.

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Los nuevos casos de VIH en el país pasaron de 4.320, 3.823 y 3.960 en 2019 (antes de la pandemia del COVID-19), 2020 y 2021 a 5.142 y 5.154 en 2022 y 2023, según cifras del Ministerio de Salud Pública (MSP). Es un incremento del 30,2 % en 2023 con respecto al 2021.

El registro más actual se equipara al total de detecciones realizadas en 2009, 2010 y 2011 cuando también se superaron los 5.000 nuevos casos anuales.

El promedio de casos de VIH en el periodo 2001-2010 fue de 2.328 casos anuales, mientras que durante el periodo 2011-2020, este aumentó a 3.902 casos anuales, indica el último Informe Anual de la Situación Epidemiológica de esta enfermedad en Ecuador publicado durante el actual régimen de Daniel Noboa.

La incidencia de casos notificados por VIH en el Ecuador aumentó geométricamente desde el año 1984 al año 2009, en el que se presenta un pico con 5.336 casos, posiblemente debido al aumento de tamizaje realizado a nivel nacional. A partir del año 2009 la incidencia de casos notificados ha tenido un comportamiento irregular, probablemente relacionado con la variación de las coberturas de tamizaje de cada año”, señala el documento.

El tamizaje es fundamental para la captación de los casos.

La respuesta nacional en contra del VIH que lidera el MSP es un plan estratégico con cuatro componentes: promoción y prevención, atención integral, otro ligado a derechos en contra del estigma y discriminación y una herramienta transversal que incluye el sistema de información para VIH.

El de prevención es uno de los más importantes ya que su fin es evitar que nuevas personas se contagien.

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Una de las actividades es tamizar (testear) para captar los casos. “Se lo hace desde el primer nivel de atención (centros de salud) donde pueden acercarse todas las personas para la prueba de VIH, hepatitis, sífilis. Una vez diagnosticados los vinculamos a nuestras unidades de atención integral para el tratamiento respectivo y lograr sobre todo que se adhieran y no lo abandonen”, dice Rodrigo Tobar, gerente de la Estrategia Nacional de Prevención y Control de VIH.

Los 5.154 casos nuevos de VIH del 2023 significa que hicimos un gran esfuerzo de tamizaje”, agrega.

Sin embargo, Francisco Andino, ex ministro de Salud y coordinador del Foro Permanente de la Salud, tiene otra lectura. “El aumento no es porque busquen los casos sino porque llegan de manera espontánea, o lo hacen con enfermedad indicadora de sida”.

Una nueva arista que se suma es la utilización de autopruebas orales caseras que las distribuye gratuitamente el MSP para detectar el VIH. El fin es garantizar la privacidad del paciente.

Esta forma de detección solo reconoce los anticuerpos que se generan cuando hay presencia del VIH en el organismo, lo que sucede después de años de tenerlo.

El problema es que no lee antígenos que aparecen en una infección temprana.

Los expertos advierten que su uso debe ir acompañado de educación para que la población informe de manera veraz sobre el resultado de la prueba.

Y además, tomar en cuenta que se trata de una prueba menos sensible de segunda generación: “Puedes tener errores de tamizaje, pero igual sirve para el gran conglomerado de la población”, indica Andino.

El infectólogo Washington Alemán afirma que quienes se someten a este tipo de prueba tienen que conocer los siguientes pasos. “Su uso debe ser parte de una estrategia comunicacional para que el paciente no tome malas decisiones y siga acudiendo a las unidades de salud”.

Las personas en condición indetectable, que es tener una carga viral suprimida con una cantidad disminuida del virus en sangre, igual pueden resultar positivas con el uso de estas pruebas, dice Alemán.

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“Es preocupante”, dice Tobar, “pero la captación es fundamental para hacer un pare de la epidemia porque estas personas entran en tratamiento y al hacerlo logramos que baje su carga viral y se vuelvan indetectables. Con ello logramos que no sigan transmitiendo la enfermedad”.

El funcionario reconoce que no se hacen bien los deberes en prevención: “En la red integral de salud del país estamos bien en atención integral, pero el tema de prevención no es una responsabilidad únicamente del ministerio, acá entran otras instancias, como educar con información correcta”.

Si conocen bien sobre la enfermedad, afirma Tobar, las personas sabrán que deben utilizar preservativos en sus relaciones sexuales: “Si he tenido una relación de riesgo hay que vincularse rápidamente a los servicios de salud para los estudios”.

Una puerta de entrada para el VIH es tener una infección de transmisión sexual (ITS). “Para no tener ITS ni VIH el uso del preservativo y de lubricante es lo más importante. Para las personas que salen negativas a las pruebas y que tienen algún riesgo sustancial está también la oferta de la PReP, que es una pastilla al mes, y así pueden evitarlo”, afirma.

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Ecuador no cumplió la meta 90/90/90

Es oficial que el país no cumplió este objetivo mundial, dice Andino, al igual que el resto de países en vías de desarrollo.

El objetivo global en el marco de las Naciones Unidas para detener la epidemia del VIH/sida fue que el 90 % de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico, que el 90 % de las personas diagnosticadas reciban terapia antirretroviral y que el 90 % de las personas que la reciben tengan supresión viral, es decir, se vuelvan indetectables para que no transmitan el virus, así mantengan relaciones sexuales sin preservativo con personas que no están contagiadas.

El 2020 era el año límite para conseguirlo.

Contrario a las naciones desarrolladas donde hay una reducción de casos de VIH, lo que consiguieron justamente cumpliendo con la meta 90/90/90.

El compromiso para el 2030 es 95/95/95, por lo que es más cuesta arriba.

En el caso nacional, Tobar indica que hay avances sobre todo en el primer pilar de la meta.

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida) calcula que en Ecuador hay 48.782 personas que viven con la enfermedad según estimaciones. “Con el tamizaje que hemos realizado 46.427 personas conocen su estado serológico con lo que llegamos al 95 %”, asegura Tobar.

De estas 46.427 personas, 40.000 están en las Unidades de Atención Integral de la red pública de salud con tratamiento antirretroviral, lo que sería el 88 % de los diagnosticados. Este último dato solo incluye a los que lo reciben a través del MSP, excluyendo a los que se atienden a través de la seguridad social.

De las 40.000 que están en tratamiento, el 72 % son indetectables con carga viral suprimida, manifiesta Tobar. “Para mejorar este 72 % vamos a realizar un esfuerzo con un plan de adherencia, capacitaciones, seguimiento comunitario”, añade Tobar.

“Cuando comienzas a ver que en el sistema siguen llegando pacientes en fase avanzada de VIH, es decir, ya con sida y con dos o tres enfermedades oportunistas, es una muestra de que algo está fallando, no necesariamente por las cifras que te pueden referir de diagnóstico confirmado, si no más bien por el hecho de que siguen llegando por demanda espontánea pacientes con fases muy avanzadas”, afirma Andino.

Hay otra condición de alerta que es la incidencia de las ITS sobre todo sífilis. “Inclusive hay sífilis congénita, es decir, algo está pasando y no estamos haciendo las cosas bien. La percepción del riego se redujo, no hay educación ni información sobre el tema”, indica Andino.

La gente piensa que tomando el medicamento como preexposición (PReP) ya está cubierto para el virus del VIH, indica Andino, pero hay otras ITS: “En el país nos falta mucha información para cierto tipo de estrategias”.

Para Andino hay un retroceso en la batalla contra el VIH: “Tenemos problemas serios precisamente cuando los países que están cumpliendo con la estrategia de 95/95/95 tú reduces la hospitalización por VIH y acá no ocurre eso”.

El periodo de incubación del VIH es largo, que es el tiempo que pasa desde que ingresa al cuerpo hasta que la persona presenta síntomas, lo que puede ocurrir en un periodo de 2 a 16 años con un promedio de ocho: “Entonces así sea que se detecte a los dos años, pero ya haz pasado la enfermedad a mucha gente”.

Lo más recomendable es empezar el tratamiento ni bien se confirma el diagnóstico, según los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Andino es crítico con la información que presenta el MSP sobre la meta 95/95/95. ”No pueden existir estimados cuando no se tiene estudios bien realizados. No hay vigilancia epidemiológica activa en muchas de las enfermedades”.


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¿Cuál es el número de fallecidos por VIH/sida en Ecuador?

Desde 1997 al 2022 hubo 17.221 fallecidos por VIH/sida, según las estadísticas del MSP. Pero hay un subregistro, dice Tobar, porque las estimaciones indican que en el país ya hay 25.000 muertos debido a esta enfermedad.

Actualmente ocurre un promedio de 700 muertes anuales. La mayor causa de fallecimientos por VIH/sida es la coinfección de tuberculosis (21 %), indica el funcionario.

Un aspecto positivo de los nuevos casos recientes es que el 91 % de los detectados en 2023 ya están en tratamiento antirretroviral. “Recuerdo que años atrás llegábamos del 48 % al 50 %”

Antes un diagnóstico de VIH era un pasaporte a la muerte, lo que ha cambiado, dice Tobar: “Hoy es vivir con una enfermedad crónica, igual que diabetes, hipertensión. Hemos mejorado la calidad de vida de los pacientes”.

Guayas (33 %), Pichincha (17 %), Manabí (8 %), El Oro (5 %), Los Ríos (4 %) y Esmeraldas (4 %) fueron las provincias del país con el mayor número de casos nuevos de VIH en 2023. Aunque estos registros se hicieron en las 24 provincias del país.

Hay tres hombres infectados por cada mujer que lo tiene.

La epidemia del VIH está concentrada en cuatro grupos de población: las personas trans femeninas, los hombres que tienen sexo con hombres, las trabajadoras sexuales y los privados de libertad.

“Nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a ellos”, afirma Tobar.

El grupo de población más afectado está entre los 15 a 49 años, por lo que es una enfermedad que afecta a la población económicamente activa.

“Cuando una persona sufre de VIH también sufre de estigma y discriminación, a veces los botan del trabajo, no les dan trabajo, Hay problemas también en los estudios, o sea que es una sobrecarga, que además de tener VIH tiene estos signos de discriminación”.

En el PENM 2018 a 2022 se plantea como política prioritaria incrementar la oferta comunitaria de pruebas a grupos de población clave y embarazadas, lo cual explica el incremento de casos nuevos en los años 2018 y 2019. (I)