Nota del editor: Esta historia debió ser exclusiva para nuestros suscriptores, pero como un aporte a quienes se esfuerzan por emprender y mejorar la economía del país, la ofrecemos abierta a todas nuestras audiencias.

El solo recorrer las perchas de cervezas en los supermercados y fijarse en su contenido hizo que Fabrizzio Jurado sienta curiosidad y a la vez ponerse un desafío de crear una, pero artesanal.

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Probaba y veía videos en YouTube, sin embargo, no se atrevía a experimentar. Hasta que en el 2015, Jurado se lanzó al ruedo y agarró una olla, levadura, malta, agua y demás y lo compartió con sus amigos.

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“Hice mis dos primeras cocciones y les di a probar a mis amigos y vi que me quedó corto, luego de eso hice tres lotes de más de 20 litros y un amigo me animó a venderlos en su local de comida, llevándome la sorpresa que todas esas botellas se vendieron rápido”, cuenta Jurado, de 34 años.

Y ese impulso hizo que el emprendedor compre equipos de 100 litros y se inscribió en cursos intensivos. “Me sirvió de mucho porque ahí aprendí a desarrollar mis propias recetas con papel y lápiz, desde escoger el color, el sabor, el aroma y el grado alcohólico que quería en mi cerveza y así comencé a verlo como algo más serio”, menciona el también diseñador gráfico y flexográfico.

Entonces, esa seriedad lo llevó a la búsqueda de un nombre para su marca ya registrada y pensó en sus hijos: Santino y Sebastián y nació Santian. No lo veía completo y analizó qué imagen usar y en su mente de inmediato surgió una iguana, pero con corona: estilo rey.

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Posee tres tipos de cerveza: stout, american pale ale y belgian blond ale. Foto: Alexandra Casulo

Cinco años más tarde continuaba instruyéndose, pero quería llegar a otros niveles y se especializó en fundamentos técnicos de la elaboración de cerveza certificada por la Universidad de Alicante en España para seguir mejorando su producto.

“Mientras más conoces más quieres aprender, no hay un punto en el que puedes decir “ya lo sé todo”. Entonces viendo que el resultado de mi cerveza iba mejorando decidí alquilar un lugar aparte para todos mis equipos porque ya ocupaba prácticamente toda la casa, estaban en la sala, en la bodega, en un cuarto de lavandería. Si entrabas a mi casa al lado del mueble estaba un fermentador”, detalla Jurado, quien ya lleva dos años con su taller, en ese espacio realiza todo: desde crear la cerveza hasta el diseño de la etiqueta y embotellado.

Empezó vendiendo entre 16 y 20 litros por mes y ahora son 100, lo que equivale a 280 botellas, las cuales contienen levadura, lúpulos y otros dos ingredientes. Su mercado es guayaquileño, entre ciudadanos y solicitudes empresariales.

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Posee tres tipos de cerveza: stout, american pale ale y belgian blond ale. Con la primera obtuvo la Copa Cervezas de Ecuador en 2019, donde sobresalió entre nueve países y fue escogido por 27 jueces. Un año después volvió a participar y obtuvo el segundo lugar.

El desarrollo de la cerveza requiere de un largo proceso. Jurado recolecta el agua que pasa por filtros de sedimento y carbón activo para eliminar el cloro del agua. Después pone a hervirlo. De ahí pesa las maltas y las muele. Conecta las ollas con sus tuberías para después de horas empezar con la cocción, que dura entre 7 y 8 horas.

Esto último ya tiene más etapas como el macerado, recircular, cocción y demás. “Le ponemos el lúpulo que nos dará el amargor, parte del aroma y sabor a la cerveza para luego pasar al enfriado y poner llenar el fermentador debidamente limpio y sanitizado”, cuenta Jurado, quien también se dedica al diseño y a embotellar.

Para todos estos pasos el emprendedor recibe la ayuda de un amigo. Aunque Jurado pasa días en esto, le apasiona que sus clientes se lleven una buena sensación cuando la consumen.

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Jurado pretende después dar el salto a los supermercados y para esto se encuentra en proceso el trámite sanitario. “Me he asesorado y cumplo con los requisitos de los equipos en acero inoxidable 304, químicos de limpieza específicos para la industria alimentaria. Lo que quiero en el futuro es dedicarme 100 % a esto, ya que es algo que podría hacer todo el día”, menciona el emprendedor que gracias a los ingresos de Santian paga el alquiler.

Pero, el camino de Jurado no siempre ha sido de rosas, también ha habido espinas y fue la pandemia del COVID-19 por la ausencia de clientes. “No venían las personas a consumir mi cerveza, sí llegué a pensar en volver a los 20 litros inicialmente, pero decidí seguir, mantenerme con menos gastos en otras cosas y aguantar un tiempo. Y aquí un punto importante cuando ya la gente comenzó a salir nuevamente, se integró al equipo un amigo mío, compañero de trabajo Stalin Sagñay, que se encargaba de atraer más personas hacia mi cerveza y es quien me ayuda en los días de cocción”, expresa.

Para Jurado emprender es un camino de largo aliento: “Emprender es justamente eso, empezar algo con lo que se tiene al alcance. Cada emprendedor tiene una visión distinta de su producto y también tiene necesidades distintas en su producción. Personalmente me hubiera gustado iniciar con algo más, pero no me puedo quejar ya que también he tenido mucho apoyo y se trabaja para ir avanzando”.

Por eso sugiere ser perseverante y entender que hay procesos altos y bajos. “Mejorar constantemente la calidad, trabajar muchas horas extras en tu proyecto, recordar que estas trabajando en algo para ti mismo y sobre todo un curso de finanzas, es algo en lo que trabajo actualmente, y no solo para mi proyecto sino también para mi vida personal”, asegura Jurado. (I)