Un repertorio de jazz y música clásica invade el ambiente al ingresar a la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), uno de los recintos electorales de la parroquia satélite urbana de La Puntilla, en el cantón Samborondón, en estas elecciones generales de 2025.
Al son del piano y el violonchelo una profesora y un estudiante amenizaban el voto de los que sufragaron en la UEES.
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Son 31.331 electores (población de 16 años o más) los empadronados para votar en La Puntilla, parroquia con un gran empuje económico, lo que implica que Samborondón sea el décimo cantón del país que más aporta al producto interno bruto (PIB).
La mayor parte de los electores llegaron en sus autos y los dejaban en el edificio de estacionamientos de este centro de educación superior sin costo.
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Para acceder se sometían al rastreo de un detector manual de metales, lo mismo ocurría en el Liceo Panamericano, otro de los recintos de la parroquia.
Los militares se encargaban de custodiar las inmediaciones y las vías de acceso a los recintos, mientras que los guardias privados se concentraban en las entradas.
Aunque también había presencia militar custodiando el voto en las mesas y los pasillos del interior.
Gabriela Nivelo y su esposo, junto con su hijo de 3 años, votaron antes de las 09:00. “Siempre lo hacemos para evitar las filas, todo fue sin novedades”, dijo.
Mientras iban le contaban al menor lo que estaba ocurriendo. “Está emocionado. Le explicamos acerca del proceso, quiero que sepa lo importante que es esto (votar en democracia). Estoy positiva, quiero que mi hijo tenga un mejor Ecuador, una mejor patria”, aseguró.
Luego que esta pareja votó, la música empezó a sonar desde el centro del edificio. “Como UEES creemos que es importante integrar la parte musical y artística en las elecciones y dar un ambiente más amigable a las personas que vienen a votar”, afirmó Jazmín, directora de la Escuela de Arte.
Durante el día varios artistas tocaron diferentes géneros con repertorios de pop, boleros, baladas y pasillos.
Los electores detenían su paso, los grababan con sus celulares o se sentaban en los muebles que rodeaban a los músicos para verlos más de cerca.
Más tarde, Nivelo pasó corriendo por la ciclovía que lleva al Liceo Panamericano, en la que se observaba a personas adultas mayores con bastones acudiendo a las urnas.
“Tengo 75 años y vengo a votar”, afirmaba uno mientras ingresaba.
Otro de ellos fue Carlos Borrero, de 80 años. Su hijo empujaba la silla de ruedas. Cuando las familias llegaban con una persona con discapacidad, los guardias privados del establecimiento educativo les permitían ingresar a los estacionamientos para facilitar la movilidad.
“Soy un ciudadano y tengo que ver también por el país”, dijo. “Me han dado muchas facilidades”.
Patricia Ayala, rectora del Liceo Panamericano de Samborondón, afirma que ya acumulan experiencia como recinto electoral, pues es la cuarta vez que funcionan como tal.
“Los militares llegaron el jueves por la tarde, los recibimos, les dimos desayuno, almuerzo, la cena, les hemos dado una buena logística. Les dimos una sala y facilitamos las colchonetas de las cheerleaders para que tengan mayor comodidad”, indicó.
Había mesas de información para guiar a los electores en las 24 juntas receptoras del voto instaladas en el Liceo Panamericano.
“Tenemos seguridad privada, el coordinador de riesgos. Hemos puesto a los guardias con los metálicos de detección”, añadió.
El cruce peatonal de la avenida Samborondón del Liceo Panamericano evidenciaba el voto generacional con un joven (nuevo votante), padres con sus hijos y un adulto mayor que cruzaba apoyado de su bastón.
Los adultos mayores votando fue una imagen recurrente en los recintos de La Puntilla, como en la unidad educativa Nuevo Mundo.
Allí una mujer se hizo un selfie con las mesas electorales de fondo tras votar. “No cogiste mi mejor ángulo”, le dijo al adolescente que realizó otra foto mientras caminaban hacia la salida.
Algunos llevaban a sus perros con correas o llegaban padres con sus hijos, quienes cargaban bicicletas. (I)