Estar sentada en la sala tomando un café o un té. Ver, en el trayecto, montañas con una gran vegetación y al fondo el imponente volcán Chimborazo. Después, al llegar a un sitio lejano, descender y ver correr a venados, llamas, e incluso escuchar búhos, es una parte de la experiencia de estar en un hotel móvil.