“El mar de las islas Galápagos se encontraba en calma. De pronto, desde las profundidades surgió una mantarraya gigante. Su nombre era Mobi. Realizó un salto asombroso, ejecutó un giro en el aire y se sumergió de nuevo en las profundidades”...
Así empieza el relato del cuento Mi amiga la mantarraya, cuya historia está basada en un hecho que vivió Roberto Ochoa, en la costa ecuatoriana, hace unos ocho años, cuando salvó de la muerte a una mantarraya que había quedado atrapada en una red de pesca, con once anzuelos incrustados en el cuerpo.
Después de liberarla, la mantarraya se quedó buceando con él por al menos 45 minutos, en “señal de agradecimiento”, dice. Luego llegó otra mantarraya en busca de su amiga, quien trataba de verificar que se encontrara ya libre y bien en la medida de lo posible. Esta última hizo un movimiento que Ochoa jamás había visto. Con aquello solo comprobó la inteligencia que tienen estas especies marinas, dice Ochoa, pues cada que él regresaba a esa zona, la mantarraya que salvó iba a su encuentro y buceaba con él.
Esta historia de la vida real inspiró el libro infantil Mi amiga la mantarraya, escrito por María Elena Ordóñez (de Arcandina), el cual es parte de las acciones de conservación que impulsa Roberto Ochoa, un buzo y videógrafo ecuatoriano especializado en naturaleza, vida marina y conservación oceánica, que hoy tiene 40 años.
Con su trabajo ha podido documentar la vida marina en sus formas más puras y asombrosas, pero también, dice, ha sido testigo directo del impacto que nuestras acciones tienen sobre los ecosistemas del planeta.
“La idea del cuento (Mi amiga la mantarraya) nació junto con Arcandina, después de presentar proyectos de conservación en varias universidades. En ese mismo espacio surgió la inspiración y las ganas de crear algo juntos que conecte con los niños y las familias”, expone Ochoa, quien usa las imágenes que capta con su cámara para mostrar y generar conciencia sobre lo que ocurre y lo que todavía se puede salvar, para proteger la vida del planeta.
Parte de sus aportes se escucharon también en el foro ‘Carbono neutro: ¿quién tiene el verdadero poder del cambio?’, organizado por Diario EL UNIVERSO, el cual se realizó el 21 de mayo pasado, en el aula magna de la Universidad Espíritu Santo, UEES.
Para él es importante enseñar sobre conservación marina, incluso desde la primera infancia, le explica a EL UNIVERSO, en una entrevista, la tarde del martes 27 de mayo último.
“Los océanos están siendo gravemente afectados por la sobrepesca y la contaminación. Si los niños aprenden desde pequeños a conocer y valorar la vida marina, se convierten en adultos más conscientes y comprometidos. Los cuentos, videos y experiencias pueden ser herramientas clave para sembrar esta conciencia desde temprana edad”, expone Ochoa, conocido también por sus documentales como Galápagos Evolution (2017) y Socorro Evolution (2019).
Otra de las acciones que realiza son expediciones sin fines de lucro en Galápagos, con el fin de generar fondos para campañas educativas y colaboraciones con fundaciones.
“En estas expediciones participan turistas que, además de conocer las maravillas de las islas, buscan dejar su ‘huella de arena’ en la conservación, apoyando directamente a la Fundación Charles Darwin y navegando junto a Oniric Cruises. Estas iniciativas nos permiten conectar el turismo con un impacto positivo real”, dice.
Todos los años hacen una expedición, con Oniric Cruises, para levantar fondos para fundaciones. La del año pasado fue con el propósito de hacer realidad el libro, para a trabajar, a través del cuento, con educación temprana sobre conservación marina.
El lanzamiento de la obra Mi amiga la mantarraya se hizo a finales del año pasado en Galápagos. Ahí donaron los libros para que los niños puedan conocer de cerca historias sobre las especies marinas que hay en nuestros océanos. Después se presentó en Mr. Books.
En Galápagos, la idea con los cuentos era de que los niños puedan apreciar más la naturaleza, conocer sobre estas especies marinas, pues muchos de los niños que viven junto al mar en las islas no conocen lo que hay en el mar, ya que algunos ni siquiera saben nadar o visitar el mar.
“El mensaje con este cuento es que las especies marinas están siendo contaminadas con toda la basura que nosotros arrojamos, no solo en el océano, sino también en la tierra, porque toda la basura que arrojamos termina en los ríos y los ríos desembocan en los océanos..., justamente por la contaminación que hay de plásticos y de redes de pesca fantasma en el océano, ocasionan que todas estas especies terminan siendo afectadas”, expone Ochoa.
El libro se puede adquirir en Mr. Books. Y ya trabajan en nuevas historias inspiradas en hechos reales y en vivencias con especies como los lobos marinos y los tiburones. (I)
Es urgente fortalecer la educación ambiental en las escuelas, especialmente enfocada en nuestros océanos. Vivimos junto a uno de los mares más biodiversos del planeta, pero muchas veces lo desconocemos. Necesitamos más políticas públicas, vigilancia efectiva, apoyo comunitario y cooperación internacional para proteger lo que tenemos.
Roberto Ochoa, videógrafo marino