Un 30 % de disminución en sus ventas ha reportado un almacén que importa variedad de artículos. Está ubicado a una cuadra del palacio de Carondelet, en la calle Mejía y García Moreno, en pleno centro de Quito.
A pocos metros de su puerta de ingreso hay una valla metálica que complica el acceso al palacio de Gobierno, por lo que los locales se dan modos para darse a conocer.
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Un banco y una cafetería han colocado anuncios en los que informan que están abiertos y atendiendo con toda normalidad.
Un grupo de turistas sorteó esa valla metálica, la mañana de este lunes 15, caminó unos 20 metros y llegó a una segunda valla, pero logró pasar un control de las fuerzas de seguridad e ingresó a la plaza Grande, que luce vacía.
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Personas que solían ubicarse en ese lugar ahora están en los bajos del Municipio de Quito, en la calle Venezuela, mientras que los vendedores ambulantes han ido a otras arterias viales. Incluso algunas personas que limpian zapatos han reubicado sus puestos de madera.
El pasado martes hubo supuestas amenazas de saqueos en locales comerciales en el centro de la ciudad, lo que provocó que se cerraran los establecimientos y que empleados públicos dejaran sus oficinas por precaución.
Según Ricardo Sánchez, presidente del Buró del Centro Histórico de Quito, una organización que promueve la dinámica del centro histórico y la conservación el patrimonio, el 100 % de los locales ya están abiertos.
Señaló que no está cerrado el acceso al centro de la ciudad y atribuyó el cierre de la plaza Grande a cuestiones de seguridad.
El retorno de los empleados públicos a la presencialidad ha sido uno de los factores para que las ventas estén en ascenso, indicó, pues permite que la gente que hace trámites llegue y eso abona a la dinamización económica.
En el centro histórico hay 380 restaurantes, además de hoteles, sitios de electrodomésticos, ropa, entre otros locales de comercio, iglesias, centros culturales, supermercados.
En la calle Chile, que une La Marín con la plaza Grande y El Tejar, ampliamente conocida por ser el lugar donde hay locales comerciales y vendedores ambulantes, no se observa el mismo dinamismo de siempre.
Por el cierre de acceso a la plaza Grande, los comerciantes han pasado a colocarse en la calle Mejía, con lo que el caminar se hace difícil.
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Para Andrés Campaña, concejal de Quito y vicepresidente de la Comisión de Desarrollo Económico del Concejo Metropolitano de Quito, una alternativa podría ser que haya una semaforización con diferentes niveles de inseguridad, pues la realidad de cada localidad es diferente.
Campaña agregó que en un trabajo conjunto entre el Gobierno nacional y local se puedan generar las condiciones para impulsar la reactivación económica.
Este miércoles habrá una reunión de diferentes actores de la sociedad civil quiteña para analizar alternativas a la situación en la capital, tomando en cuenta el estado de excepción con toque de queda que se aplica entre las 23:00 y las 05:00. (I)