Un aumento del 14 % en el riesgo de obesidad y sobrepeso entre las personas que interactúan con el sistema de etiquetado tipo semáforo fue uno de los hallazgos de un estudio hecho por expertos en epidemiología y salud pública de la Universidad Católica de Quito que empezó hace un año y medio.
La obesidad y el sobrepeso son afecciones de la salud definidas por un “aumento del tamaño y la cantidad de células grasas en el cuerpo”, refieren los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos.
Publicidad
El estudio está basado en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2018 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), que fue la última disponible y trae información que incluye datos específicos para grupos etarios.
Iván Dueñas, doctor en Biomedicina, y Betzabé Tello, quién tiene un Ph.D. en Medicina, ambos docentes de esa universidad, participaron en el estudio.
Publicidad
Dueñas indicó que hicieron una búsqueda de posibles factores asociados a sobrepeso y obesidad en niños de entre 5 y 11 años.
Se hicieron análisis estadísticos en 10.800 menores de edad inscritos en escuelas, y un 36 % de ellos tenía sobrepeso u obesidad. Además que los varones tenían 1,26 veces más probabilidades, y mientras es más alto el nivel socioeconómico, divididos por quintiles, aumenta la probabilidad de sobrepeso u obesidad.
Mientras van pasando los años en la vida de los niños, señaló Tello, aumenta el riesgo.
Agregó que las personas que leen el semáforo tenían mayor riesgo de esas enfermedades posiblemente porque se fijan más en el etiquetado, pero, a su criterio, una sola medida no es suficiente para afrontar ese problema.
Los investigadores exhortaron a la prohibición de la publicidad y venta de alimentos procesados en las escuelas, a la imposición de impuestos más altos sobre productos ultra-procesados ricos en azúcar y la promoción del consumo de frutas y verduras frescas.
Para los investigadores, el sobrepeso y la obesidad no son el resultado de decisiones individuales sino de políticas poblacionales en salud como el etiquetado de alimentos o la comercialización de ultra procesados en las escuelas.
Hicieron un análisis tomando en cuenta aspectos como el quintil socioeconómico, nivel educativo, de dónde y cómo viven, semáforo multicolor y clase social.
Sobre el etiquetado de alimentos, para Tello se debe mejorar no solo identificar altas concentraciones de azúcar, sal, grasa sino también que haya una regulación en relación a eliminar grasas trans dentro de los productos y se identifique si son transgénicos o no y otras advertencias.
El semáforo está en vigencia desde el 2014 para que la gente sepa lo que está consumiendo de acuerdo a un semáforo de colores: rojo (alto contenido), amarillo (medio) y verde (bajo).
El estudio de esa universidad fue presentado en revistas internacionales. (I)