“Dios, hubo muchísima turbulencia despegando de Quito, pero durísimo, estoy sudando”, escribió el usuario @elalbanborjaec en redes sociales.
Así narró lo que vivió por turbulencias en el despegue de un avión desde Quito, el pasado 22 de julio.
Publicidad
En la semana del 17 al 23 de julio, hubo 9 vuelos que fueron desviados de un total de 1.148, según Quiport, empresa concesionaria del aeropuerto internacional Mariscal Sucre de Quito.
La decisión la toma cada piloto de la aeronave. Antes de esa fecha ni en junio hubo desvíos de vuelos.
Publicidad
Las vuelos provenían de Galápagos, Guayaquil, Panamá, Bogotá, Miami, Buenos Aires.
Según la guía para el usuario de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), no hay compensaciones cuando los retrasos o cancelaciones se producen por condiciones meteorológicas adversas o de fuerza mayor.
Esa entidad gubernamental explicó que actualmente el clima se encuentra en etapa de transición de la época seca, julio, agosto y septiembre, a la lluviosa y provoca varios fenómenos meteorológicos causantes de turbulencias lo que complica mínimamente las operaciones aéreas en varios aeropuertos y puede llevar a demoras, retrasos o cancelaciones de vuelos.
Agregó que los vientos son una condición meteorológica que se presenta en esta época del año en Ecuador, sin que afecte la seguridad de las operaciones aéreas.
Dos vuelos fueron desviados en el aeropuerto de Quito por condiciones climáticas
Sobre el aeropuerto internacional Mariscal Sucre, de Quito, la DGAC indicó que, en la época seca, se ve afectado por la turbulencia y cizalladura de viento, que es un cambio en la dirección o intensidad del viento en un plano y en una distancia espacial que puede producir cambios bruscos en la sustentación de una aeronave.
La institución estatal añadió que afecta directamente al desarrollo de las operaciones aéreas, especialmente en la fase de aterrizaje o despegue, produciéndose demoras o desvíos de las aeronaves que por seguridad y limitaciones reglamentarias tienen que restringir las operaciones, y así mantener la seguridad tanto de los pasajeros, tripulación y la propia aeronave, evitando incidentes o accidentes graves. (I)