Cada 13 de abril, Ecuador rinde homenaje a una de las figuras más influyentes en la formación de su ciudadanía: el maestro.
Esta significativa fecha no fue elegida al azar, pues conmemora el natalicio de Juan María Montalvo Fiallos, ilustre escritor y pensador ambateño, cuya vida estuvo marcada por la defensa del honor, la justicia y el conocimiento.
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La decisión de establecer esta fecha como el Día del Maestro fue tomada oficialmente el 29 de mayo de 1920 por el entonces presidente Alfredo Baquerizo Moreno, reconociendo así el aporte invaluable de los docentes en la construcción del país.
Esta jornada representa una pausa necesaria para reflexionar sobre la esencia humana y la importancia de quienes dedican su vida a educar.
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¿Quién fue Juan Montalvo?
Juan Montalvo, nacido en Ambato el 13 de abril de 1832, fue un ensayista, novelista y periodista que dedicó su pluma a la defensa de la libertad, la dignidad humana y la justicia social.
“Escritor cuyo fin no sea de provecho para sus semejantes, le hará un bien con tirar su pluma al fuego”, afirmó Montalvo. Su pensamiento liberal y su crítica implacable contra los abusos del poder lo convirtieron en una figura emblemática de la lucha por la verdad.
Su estilo literario brillante y combativo influyó no solo en generaciones de escritores, sino también en docentes, estudiantes y pensadores que encontraron en él un modelo de integridad moral e intelectual.
La convicción de Montalvo sobre el poder transformador de la educación fue profunda. Consideraba que los jóvenes eran la fuerza vital del futuro, y dejó como legado frases célebres como: “La suerte de un pueblo está en manos de los jóvenes: los estudiantes son elemento del porvenir”. Estas palabras resumen su visión de una juventud preparada y educada como motor del progreso.
Himno del Día del Maestro Ecuatoriano
En este contexto, también cobra relevancia el Himno al Maestro Ecuatoriano, pieza emblemática compuesta por Enrique Espín Yépez, con letra de Pablo Hanníbal Vela.
Esta canción se entona tradicionalmente cada 13 de abril en ceremonias escolares y actos oficiales, exaltando la noble labor de quienes forjan las mentes del mañana. A través de sus versos, se reconoce el esfuerzo silencioso pero determinante del educador en el desarrollo del país.
El maestro ecuatoriano representa mucho más que una figura académica. Es un profesional que combina responsabilidad, vocación, compromiso y, sobre todo, un profundo respeto por el ser humano.
(I)