Miguel Cayancela fue parte de los cucuruchos de la procesión Jesús del Gran Poder desde los 14 años. Ahora, a sus 52 años, recordó que desde niño su padre lo llevaba a las procesiones y solo era espectador, así que un día le nació formar parte de esta actividad religiosa.

Sin embargo, lo que cumple desde hace 25 años es una tradición dolorosa pero singular: cuando empezó a salir a las procesiones veía que un señor de avanzada edad acostumbraba a llevar en la espalda una cruz de cactus, las espinas le cortaban la espalda, esa era una de las penitencias que cumplía.

Publicidad

Con el tiempo Miguel comentó que dejó de ver a aquel hombre, pues ya tenía bastante edad, así que decidió continuar con dicho legado.

Este Viernes Santo llegó al colegio San Andrés con sus dos sobrinos y varios amigos, ellos han formado un grupo en el que cada uno se encarga de conseguir los materiales: cactus o tunas, hilo para amarrar y formar la cruz, soga para amarrar y cargar en la espalda, ortiga para pasar por la piel y causar irritaciones.

Publicidad

“Es una devoción que tenemos como católicos, también vengo porque Dios la sanó a mi hija, pidiéndole de corazón la curó. Hace años le iban a operar de los oídos, pero Diosito la sanó y no la operaron, desde ahí yo salgo con la fe bien grande, también para que mi hijo no esté en malos pasos”, señaló.


En vivo: procesión de Jesús del Gran Poder en Quito

Es todo un proceso, con cuidado mueven los cactus, en este paso inicial algunos terminan espinados, pero no les impide formar las cruces. Luego tienen que amarrar los extremos con la soga, tiene que estar todo muy bien sujeto, pues si se llega a resbalar podría causar una lesión mayor a la que ya reciben.

QUITO (07-04-2023).- La procesión Jesús del Gran Poder se desarrolla el Viernes Santo, desde hace 62 años, en las calles del centro histórico de Quito. Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Miguel es habitante de la comuna de Santa Clara de San Millán, un territorio que se hizo viral por el aluvión que sufrió en enero de 2022.

Perdió a muchos amigos, por eso en esta ocasión también pidió a Dios que “calme las aguas”, pues con tanta lluvia existen catástrofes muy dolorosas, dijo recordando los fuertes momentos que vivieron hace más de un año en ese barrio y en La Gasca.

Finalmente, Miguel dijo que seguirá caminando con los cactus en la espalda hasta que Dios le permita, que también cumple con las penitencias de acudir completamente en ayuno y caminar con los pies descalzos, otra de las tradiciones que realiza la mayoría de los cucuruchos. (I)