Ver lejana la pandemia, que se traduce en minimizar el riesgo; el no cerrar a tiempo los aeropuertos; la falta de un líder y de un equipo técnico en el Ministerio de Salud (MSP) que no responda a cuotas políticas, y fortalecer la atención primaria de salud, como parte fundamental del sistema de vigilancia epidemiológica, son cuatro de las al menos diez razones en las que se fallaron en el manejo del virus, que llegó a Ecuador en febrero del 2020. Así consideran expertos consultados por este Diario.
Otro de los puntos sería que el Estado al inicio no se dejó ayudar por la academia, por las universidades, por científicos y gremios médicos, ni consideraron las recomendaciones que todos estos daban. Incluso hubo conversatorios sobre el coronavirus y su impacto desde mediados de enero del 2020 para que las autoridades nacionales y locales estuvieran alertas de lo que en ese tiempo pasaba en China y en otros países europeos, los primeros afectados, y que era también de esperarse en el caso de Ecuador, pues el virus se expandía por la movilización internacional de los viajeros.
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Algunas autoridades nacionales participaron en estos actos académicos, otros confirmaron su asistencia, pero no llegaron, como el caso de la entonces ministra de Salud, Catalina Andramuño, a una mesa redonda que se desarrolló en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), el 24 de enero del 2020, cuenta José Pedro Barberán, decano de Medicina de este centro.
Él también es miembro de la Mesa Técnica de Profesionales de Salud en Guayaquil (67 miembros), gremio que al igual que otros ha dado sugerencias para el manejo de la pandemia, pero, sostiene, no fueron consideradas. Igual ocurrió con la oferta de la UEES para armar un plan de contingencia. Al no tener acogida, agrega Barberán, convocaron a los alcaldes de Guayas y los alertaron.
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Tras el anuncio, el 29 de febrero de 2020, del denominado por las autoridades ecuatorianas como caso cero, índice o primario, que entró al país por el aeropuerto guayaquileño José Joaquín de Olmedo y que se lo atribuyó a una migrante de 71 años, que vino a vacacionar a su natal Babahoyo, en Los Ríos, se desarrollaron otras reuniones médicas y de especialistas.
Ahí se intensificaron los llamados a las autoridades nacionales a prepararse, a armar los planes de contingencia, a tomar medidas inmediatas como el cierre temporal de los aeropuertos y fronteras para frenar una avalancha del virus en ese momento y dar tiempo de alistar acciones, que incluían ampliar las camas de cuidados intensivos (UCI) y de hospitalización, así como tener equipos médicos e insumos que se requerían para una situación de emergencia sanitaria.
Así coinciden los expertos consultados por este Diario, como los médicos José Barberán, Fernando Sacoto (presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública), Washington Alemán (especialista en enfermedades infecciosas) y Fernando Andino, miembro del Foro Permanente de la Salud y exministro de Salud. Y se suma Héctor Hugo Ullauri, investigador docente, sociólogo y planificador urbano, quien con modelos matemáticos, ayuda extranjera (del científico español de datos Carlos Bort) y datos estadísticos (como los arribos internacionales) hizo proyecciones y georreferenciación para “visibilizar al virus”.
Esto para que las autoridades nacionales puedan tomar decisiones a tiempo. Pero nada de aquello dio resultado en un inicio, sostiene Hugo Ullauri. “Todo se quedó en felicitaciones, en el ‘buen trabajo’… Después, hasta me cortaron el acceso a los datos oficiales (de los contagios) del Ministerio de Salud”, dice.
A un año del anuncio del primer caso de COVID-19 en Ecuador, la pandemia no encuentra aún salida
Barberán también recuerda que en uno de los webinar (conferencia web) estuvo para esa época el recién posesionado ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos (reemplazó a Andramuño, quien renunció el 21 de marzo y entre una de sus razones expuso la falta de presupuesto) y el entonces vicepresidente de la República, Otto Sonnenholzner. En esa cita, un experto español hizo la proyección, basado en la ciencia, de lo que iba a suceder meses después y así ocurrió. “Se le restó importancia a esa reunión y no se tomaron ideas correctivas”, menciona.
Ya para cuando se prohibieron temporalmente los arribos de los vuelos internacionales, a partir de las 23:59 del 15 de marzo de 2020, y luego de los nacionales, desde el 17 de marzo de ese año, era tarde, concuerdan los expertos.
Una vez dictado el confinamiento obligatorio en Ecuador (duró 48 días), los expertos creían que las autoridades iban a emplear aquello también para implementar lo que faltaba.
“Cuando debieron haber aprovechado esos casi dos meses de confinamiento, el Gobierno y la política del Ministerio (de Salud) fue no trabajar más en los aspectos de contención de la epidemia. Las epidemias no se ganan en los hospitales, las epidemias se combaten y se vencen en los barrios y comunidades donde se originan”, expone Sacoto, quien también es director de la maestría de Salud Pública de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE).
Resalta que lo único que se consiguió fue incrementar más unidades y el número de camas en UCI y en hospitalización, que eran para las atenciones de más pacientes que iban en alza.
“Pero se desatendió lo fundamental, que era este aspecto preventivo de vigilancia epidemiológica, por una razón a mi juicio, porque el (entonces) ministro (Zevallos) muy temprano, alrededor del mes de marzo, dijo: cuenten 120 días y desde el 29 de junio, 30 de junio, tenemos ya el 60% de la población que habrá contraído la enfermedad y, por lo tanto, tendremos ya una inmunidad colectiva…”, y aquello no se dio e incluso salieron estudios internacionales que indicaban que la inmunidad era temporal, enfatiza Sacoto.
Otro de los puntos fundamentales en los que se fallaron, según los médicos, fue en no hacer las pruebas suficientes ni habilitar desde el comienzo a laboratorios que ayuden al instituto del MSP que tenía miles de pruebas represadas.
También faltó transparencia con la información, “se daba a cuentagotas” y “hasta obligada, con recursos legales”, agregan. Tampoco hubo campañas fuertes ni efectivas de educación, asegura el doctor Francisco Andino.
“Incluso hacer una gran promoción de la salud es una gran falla que ha tenido todo el sistema en lo que es información, educación y comunicación para generar el autocuidado, siempre refiriendo que riesgo es igual a amenaza más exposición sobre vulnerabilidad. Las amenazas y las exposiciones siempre las tendremos, pero la vulnerabilidad tiene que ser trabajada. Ya ha pasado un año y esa vulnerabilidad no ha sido trabajada pese a que el Estado cuenta con el monopolio más grande de comunicación... debió ser una política inmediata del régimen”, manifiesta Andino.
Luego vino la “transferencia” de la pandemia a los gobiernos autónomos o municipios, donde tampoco se ha dado una política clara a nivel nacional, según los expertos, sino que cada alcaldía optó por hacer “lo que pudo” y “con recursos limitados”.
“Para mí, uno de los (errores) más importante es que el manejo de la pandemia no fue hecho por técnicos, el COE Nacional, con toda su buena importancia, es un ente político, cuyo director lo único que ha hecho es hacer sugerencia a los diferentes municipios… En vez de ser liderada por el MSP, les pasaron la responsabilidad a los municipios... esto debería de haber sido manejado desde un punto de vista técnico, con un grupo de asesores técnicos, como en todos los países se ha hecho (...) y formar un frente que sea el que dé las recomendaciones, no que un técnico dice que no puedes cerrar el país porque la economía se va, es decir, desgraciada y lastimosamente el liderazgo se perdió en el camino de la pandemia”, expone Alemán, también docente universitario.
Todos coinciden en que pese a que ya llevamos un año de la llegada del COVID-19 a Ecuador, hay falencias que no se han corregido como el fortalecer el sistema de vigilancia epidemiológica, en la atención primaria que incluye la creación de centros de salud en los barrios, que es clave en los países.
Top 10 de desaciertos, según los expertos consultados
- ‘Minimizar el riesgo’. No se prestó atención a las alertas y sugerencias previas de grupos como los médicos.
- ‘No cerrar al inicio los aeropuertos’. Esta medida a tiempo hubiese ayudado a preparar el terreno, coinciden.
- ‘No tener un equipo técnico y sólido’. Razón clave al inicio de la pandemia, que derivó en más errores, dicen.
- ‘No trabajar en atención primaria’. Vital crear más unidades de atención en barrios para vigilancia comunitaria.
- ‘No dejarse ayudar’. Al inicio no se tomó en consideración aporte de gremios expertos, dicen.
- ‘No hacer pruebas suficientes’. Factor clave para conocer contagios de los asintomáticos y prevenir.
- ‘Sin educación efectiva’. Campañas desde el Gobierno central no han dado frutos en la población.
- ‘Delegar a municipios’. Con pocos recursos y limitaciones hacen lo que pueden, comentan.
- ‘Falta de transparencia’. Sin acceso completo a datos que sirven para tomar medidas.
- ‘Sin políticas definidas’. No hay una política nacional, de unidad, que lleve por un solo rumbo el control.
¿Qué se debió hacer al principio en Ecuador?
José Pedro Barberán, decano de Medicina de la UEES: ‘Escuchar las sugerencias’
“Controlar los aeropuertos que no se hizo. Empezaron a llegar las personas que habían salido de vacaciones y por eso los grupos se focalizaron (al inicio) en la clase alta. Por ejemplo, en Samborondón fue el área donde explotó, hubo ciudadelas enteras con personas contagiadas (de COVID-19). No hubo el control de los aforos en los matrimonios, en los sepelios…, todo eso hizo que se desbordara. Todo funcionaba a medias. Llegaban grupos que tenían influencia y no hacían cuarentena, no se sometían a los controles. Solo cuando se denunciaba y se los grababa se hacía algo. La contaminación fue externa. No escucharon nuestras sugerencias”.
Fernando Sacoto, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública: ‘Darle importancia a la atención primaria de salud’
“Los sistemas de salud pública en el mundo tienen que fortalecerse. Y en el caso ecuatoriano tiene que haber cambios sustantivos. Un primer cambio es fortalecer la atención primaria de salud, para que lo más cerca posible de cada familia, de cada barrio, de cada comunidad, exista una unidad local de salud que es la base de cualquier sistema, se llaman Unidades de Atención Primaria de Salud. En los últimos 20 años prácticamente no se han construido unidades de estas, pequeñas, barriales, locales, comunitarias, por parte del MSP. Las del Seguro Campesino prácticamente son las mismas de hace 20, 30 años. No ha habido el reconocimiento de la importancia de atención primaria”.
Washington Alemán, clínico-infectólogo y docente universitario: ‘Corregir errores e implementar programa de atención primaria’
“Hay errores que no se han podido corregir como es el sistema de vigilancia epidemiológica, no tenemos un buen sistema de vigilancia para evaluar cómo es y va la epidemia. Segundo, llevamos ya un año y no tenemos la suficiente cantidad de pruebas para hacer diagnósticos de PCR, los precios siguen igual (promedio de $ 100 en laboratorios privados). Ni siquiera se ha podido rebajar o conseguir, a través de liberaciones de impuestos, todos los reactivos para que hagas exámenes… Y Ecuador sigue siendo el último país en la región en hacer pruebas diagnósticas, es decir, no tenemos la cantidad suficiente para hacer pruebas diagnósticas. Lo mismo pasa con todas las unidades de atenciones primarias, que a nivel del país era de haber realizado todo el fortalecimiento de las unidades de atenciones primarias para poder luchar contra la pandemia”.
Francisco Andino, miembro del Foro Permanente de la Salud y exministro de Salud: ‘Ir a buscar a los pacientes y atenderlos en fases tempranas’
“Lo que tenía que hacerse era una vigilancia epidemiológica activa, un cerco epidemiológico que tenga el ordenamiento primario. Al inicio, no permitir que casos extranjeros ingresen…, eso nos hubiera dado más tiempo para poder replantear y observar y evitar una gran cantidad de muertos que existieron en los meses de marzo, abril y en primeras semanas de mayo… Hasta la fecha, el sistema sanitario no está haciendo las cosas como deberíamos plantearnos en lo que se llama salud colectiva… que no solamente es esperar en forma pasiva (vigilancia epidemiológica pasiva), dentro de los hospitales o centros de salud, la llegada de los pacientes, que pueden estar ya en fase moderada o grave, sino más bien ir a buscarlos y atenderlos en las fases tempranas”. (I)