César Gualotuña decidió participar por primera vez en la procesión de Jesús del Gran Poder junto con su familia. En total fueron doce integrantes de un mismo hogar los que se prepararon en el colegio San Andrés desde las 07:00 de este viernes, 7 de abril. Entre primos, hermanos e hijos decidieron caminar vestidos de cucuruchos para agradecer por el trabajo, la salud y la vida, en el marco de la Semana Santa.
Shirley llamó la atención de todos los presentes. Fue la niña con menos edad en la familia que iba a caminar por las calles de Quito. Con su traje de color morado, esperaba sentada, compartiendo la alegría con sus primos mayores.
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Padre e hija caminaron por primera vez. Los dos salieron a pedir por la salud de su esposa y madre, quien está a una semana de dar a luz el segundo bebé del matrimonio.
“Quiero que el niño venga con bien; le falta una semanita nomás. Vine a pedirle a Jesús que le cuide y que todo salga bien”, relató con alegría el padre de familia.
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También dijo que lo hicieron para agradecer por la salud de sus padres y por agradecimiento del trabajo que no le ha faltado durante los últimos años, a pesar de haber pasado por una pandemia. César Gualotuña se dedica a la construcción, y con ello ha sacado adelante su hogar.
Shirley no sabía por completo lo que significaba la procesión de Jesús del Gran Poder, pero tenía toda la curiosidad de recorrer las calles de Quito con su familia. Ella dijo que quiere una hermanita, para tener con quién jugar. Todavía no había desayunado, pero no iba a cumplir con el ayuno que hicieron su padre y sus tíos.
“Mis papás no me saben llevar a la iglesia, pero sé ir con mi abuelita”, dijo, con una sonrisa que dejaba ver los espacios entre los dientes que se le han caído, fruto de su crecimiento.
Así, se levantó y formó parte de la larga fila de más de 2.000 fieles que pasaron por el convento de San Francisco, vieron la imagen de Jesús del Gran Poder y caminaron por las calles del centro histórico. (I)