En el barrio Chimbacalle, en el sur de Quito, un caso de maltrato animal conmovió a los inspectores de la Unidad de Bienestar Animal (UBA).

Nimbus, un perro de raza similar a un viejo pastor inglés y con apenas 8 meses de edad, fue encontrado encadenado, inmóvil y aislado.

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Su condición era particularmente delicada. Además de estar en un espacio reducido, el animal tiene discapacidad auditiva, lo que lo hacía aún más vulnerable.

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Según los reportes de la Unidad de Bienestar Animal, al ser rescatado, se levantó y abrazó a una de las funcionarias de la entidad.

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Este conmovedor momento marcó el inicio de una nueva vida para Nimbus, nombre que recibió tras su rescate con referencia a las nubes, símbolo de paz y tranquilidad.

Nimbus fue trasladado a uno de los Centros de Atención Veterinaria, Recuperación y Adopción Temporal (Cavrat) de la UBA, donde fue esterilizado y recibió atención médica.

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Estas medidas buscan garantizar su bienestar mientras se tramitan las sanciones correspondientes a través de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), se indicó.

El maltrato sufrido por Nimbus no es un caso aislado, pero sirve como recordatorio del compromiso que implica tener un animal de compañía.

Según la Ordenanza Municipal 072, prácticas como encadenar o atar a un animal de forma habitual son consideradas infracciones graves. Estas acciones, además de provocar estrés y enfermedades, vulneran la dignidad y el bienestar de los animales.

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El artículo 3710, literal 41, señala: “Incumplir con la esterilización de animales de compañía es sancionado con un salario básico unificado”. Mientras que el artículo 3711, literal 13, sostiene: “Encadenar o privar de movilidad natural a un animal puede implicar una multa de hasta diez salarios básicos”.

La historia de Nimbus es un llamado de atención sobre la importancia del respeto hacia los animales, especialmente aquellos que enfrentan discapacidades, indicó el área de Bienestar Animal. (I)