Para José Rubianes ponerse el refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 es un lujo que, por el momento, no se puede dar. Él trabaja en una cooperativa de ahorro y crédito en Quito, gana por metas cumplidas y con su sueldo costea su carrera universitaria. No quiere correr el riesgo de que los estragos de la nueva dosis le lleven a la cama.