Juan Carlos Pulido y su primo estuvieron entre las personas que corrieron a la orilla el 12 de agosto de 2018 cuando un viejo barco a la deriva se aproximaba al puente peatonal que une Durán con la isla Santay. Acostumbrados a correr los 678 metros de longitud que tiene esa estructura, no imaginaron que ese sería el último día donde harían deporte allí, pues pasados más de tres años de la colisión y dos años desde su reparación, el puente sigue cerrado.