Evitar la degradación de los suelos y de la naturaleza en general es la nueva visión con la que trabajan en la hacienda San Adolfo, luego que el pasado 5 de abril el organismo internacional SGS le otorgara la Certificación Carbono Negativo, lo que según su gerente Rafael Velarde la convierte en la primera en el país en obtener este reconocimiento.
“Es una motivación muy grande saber que estamos devolviéndole a la naturaleza un poquito de tanto de lo que nos da, nos permite tener animales, cosechar diferentes tipos de cultivos y nosotros como seres humanos lo único que hemos hecho es degradarla...”, resalta Velarde.
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El proceso para alcanzar la certificación se inició en el 2021 de la mano de Tonicorp, empresa de Arca Continental y The Coca-Cola Company, que asesoró a la hacienda de 841 hectáreas, ubicada en la vía El Triunfo-Bucay, en la provincia del Guayas.
Según Velarde empezaron midiendo la huella de carbono y cuánto impacto tenían con las prácticas ganaderas, lo que dio como resultado de 2.178 toneladas al año, pero con las prácticas de remediación están capturando 58.000 toneladas de CO2.
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“Seguimos emitiendo 2.178 toneladas, la diferencia es que con las prácticas de remediación estamos capturando 58.000 toneladas, eso nos nada la carbono negatividad, es decir, estamos capturando mucho más de lo que estamos contaminando”, explica.
Una vez que conocieron de cuánto estaban contaminando tomaron medidas de remediación, que comprendieron varios aspectos, entre ellas, se enfocaron en manejar la ganadería regenerativa, que consiste en recuperar los suelos, dejando de usar totalmente los químicos, herbicidas, fertilizantes, insecticidas.
Además, cambiaron el sistema de pastoreo a uno que imita a la naturaleza, totalmente opuestos a los de ganadería y pastoreo tradicional, en el cual permanecen pocos animales en una amplia área y por muchos días, lo que no permite que se recupere el pasto y el suelo, y a su vez lo que hace es que se libere el CO2 al ambiente y por eso -dice- se echa la culpa al ganado del calentamiento global y de los gases de efecto invernadero, pero en realidad se debe al mal manejo del pastoreo.
Explica que ahora hacen movimientos de muchos animales en pequeños espacios y por poco tiempo. Cita como ejemplo, que tienen grupos de 100 o 200 animales que se mueven dentro de un área determinada tres veces al día y esto permite que haya una mejor y más pronta recuperación del pasto y del suelo.
“Somos quizá de la zona tropical, de las pocas haciendas que ha logrado implementar este sistema de manejo en un área tan grande, normalmente el manejo regenerativo se ha hecho en fincas o en haciendas pequeñas...”, afirma.
Reducción de los costos operativos y alza de productividad
Al haber implementado la ganadería regenerativa, Velarde sostiene que también el costo operativo que tienen en la hacienda se redujo más del 32 %. Indica que aunque pareciera que con ello se bajara la producción de pasto por no usar químicos, ha ocurrido todo lo contrario, ha subido la productividad de la hacienda y han pasado de manejar 1,5 animales por hectárea a 2,5 y la meta para este año es terminar en 3.
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Comenta que anteriormente manejaban 1.200 animales en las 841 hectáreas, el 2022 cerraron con 1.700 y la meta para este 2023 es cerrar el año entre 2.400 y 2.500.
Recalca que la ganadería regenerativa además ha cambiado la manera de medir indicadores. Dice que tradicionalmente se miden animales por hectáreas o litros por vaca, pero con la nueva modalidad empezaron a medir kilos de animales por hectárea y litros de lecha por hectárea.
“Nosotros anteriormente teníamos una producción de 400 a 500 litros de leche diaria, pero manejando las vacas en 130 hectáreas de potrero. Actualmente tenemos la misma producción, pero la manejamos en 70 hectáreas, que es en donde están las vacas de ordeño, es decir, hemos subido la productividad por hectárea y esto nos permite dejar más área de potrero para animales en crecimiento”, explica.
La hacienda San Adolfo vende a Tonicorp en promedio 500 litros diarios y la meta para este año es cerrar en 800 litros a diciembre.
Como medida de remediación también están sembrando anualmente entre 500 y 1.000 árboles endémicos de la zona, guayacán blanco, laurel, fernansánchez. Esta iniciativa empezó en el 2021, precisamente con 500, ese mismo número fue en el 2022 y para este 2023 la meta es plantar 1.000 árboles. (I)