En marzo de 2024 la nicaragüense Gherda Barreto Cajina se oficializó como la representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Ecuador y uno de los frentes en los que ha enfocado su gestión es afianzar y concretar avances en el diálogo con instancias gubernamentales para modernizar la producción agrícola y, especialmente, mejorar las condiciones de mujeres y jóvenes.
Para ello, una de las vías en las que trabaja es la creación de un fondo de garantías que facilite el acceso a crédito en el sistema financiero.
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¿Qué es lo más destacado de estos meses de gestión?
Estoy muy satisfecha, porque creo que hay una voluntad política decidida para el tema de la transformación de los sistemas agroalimentarios, sobre todo para traer más inversiones enfocadas en aumentar la empleabilidad juvenil en el sector agroalimentario. Hemos entrado en una agenda de diálogo de políticas públicas que nos ha permitido posicionar al Ecuador como destino de inversiones del sector agroalimentario en el foro más grande que tiene la FAO de atracción de inversiones, con una delegación de doce participantes que fueron a Roma (Italia) y presentaron propuestas de notas de inversión por $ 160 millones, una de ellas para orgánicos. Creemos que el país tiene un potencial enorme en la agregación de valor y ahí justamente la juventud se ve atraída a agregar, innovar, colocar tecnología para conquistar nuevos mercados, pero con productos agregados, porque ahí está el negocio. El negocio está en esos productos que ya salen con procesos de transformación.
¿Cómo aprovechar esos potenciales mercados?
Por un lado, está el tema de trabajar a lo largo de la cadena de valor. La producción sostenible es importante y seguir aumentando las mejores prácticas es fundamental. Por otro lado, consolidar los temas de certificaciones y trazabilidad, y para eso sabemos que hay inversiones importantes que el sector privado tiene que realizar en sus procesos de gestión y control de calidad. Y está el tema de ampliar la capacidad del país con sus vínculos de mercado. Creemos que esto lo ha venido haciendo con los tratados de libre comercio, relaciones bilaterales con otros países, conquistando los mercados orgánicos. Creemos que (Ecuador) puede conquistar muchísimo más terreno... a los propios europeos como a los propios americanos. Es un proceso de que la formación de capacidad esté a lo largo de la cadena de valor. Y sobre todo mejorar los procesos de formación y capacitación orientados a maximizar y perfeccionar la incorporación de más tecnología.
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¿Cómo pueden agregar valor a su producción en las zonas rurales?
Todo lo que estamos hablando en realidad de la innovación tecnológica es en el medio rural. Es la modernización del medio rural, el aumento de las inversiones en la conectividad, en los temas del acceso a carreteras, agua y energía. Eso puede dar el salto. El 80 % de la producción que está alimentando al Ecuador es la agricultura familiar campesina. Creemos que ahí, con una inversión mayor en ese segmento de productores, se puede dar pasos más gigantes. Es la agricultura familiar campesina, y sobre todo la mujer rural, la que puede hacer muchísimo más este tipo de labores que son más especializadas. Ellas son las que han demostrado el tema de la sustentabilidad ambiental, pero por otro lado de que sí pueden, con pequeñas transformaciones de agregación de valor, conquistar mercados diferentes con productos de alta calidad.
El acceso a financiamiento es una de las trabas que tienen los agricultores. ¿Desde la FAO, en qué proyectos están trabajando?
El enfoque principal de la iniciativa Mano de la Mano es el tema de atraer inversiones y para eso hay aliados estratégicos, porque sabemos que los fondos no reembolsables cada vez son menores. Por más que los países han trabajado muchísimo el tema de las finanzas climáticas, y mucho más incluso las propias finanzas climáticas, la mayor dimensión de los montos de inversión son vía crédito. Tenemos una alianza con BanEcuador. Se está apoyando el modelo de gestión para que el banco pueda comprender mejor el modelo de negocio agroalimentario. Por otro lado, estamos trabajando en temas de los fondos de garantía. Sabemos que hay mujeres y jóvenes que no van a tener garantías para acceder al banco y eso a veces te limita. El banco puede dar opciones para esos segmentos, pero con créditos bajos de bajo monto y al final la transformación tecnológica no va a ser posible. Están los fondos de créditos, pero con modelos de fondos de garantía para que una persona, una mujer joven que no tiene tierras y otros procesos pueda desarrollar un buen modelo de negocio, que permita que pase un fondo de garantía violeta antes y que ese documento lo pueda presentar en un banco para tener un modelo de gestión diferente. Esto tiene que estar atado a un sistema de extensión agrícola, porque sabemos que el agricultor no solo necesita el dinero, necesita asistencia técnica a lo largo de todo su proceso productivo.
¿La aspiración sería culminar este proceso con BanEcuador y que comience a traducirse ya en programas?
El proceso ya comenzó este año. Seguimos el año siguiente porque firmamos un acuerdo de finanzas rurales sostenibles, como tener una mesa interinstitucional. El Ministerio de Finanzas está ahí, a través de la mesa paraguas de finanzas sostenibles. Y BanEcuador, en particular con el Ministerio de Agricultura, está en la submesa para las finanzas rurales sostenibles. Por primera vez se hace esta submesa. Necesitamos evaluar y ver cómo es más efectivo el ecosistema total del sistema financiero, pero para el sector rural. El banco se inició muchísimo tiempo atrás y ya tiene varios productos orientados a esto, como el producto libre de deforestación, el producto de ganadería que estoy diciendo. Entonces se espera que con el apoyo de la FAO en seis meses más lleguemos a la revisión del modelo de gestión y después comenzar a ver qué otros productos financieros hacen falta según la demanda de mercado, porque sabemos que es el mercado el que orienta también el crédito.
¿En qué consisten los fondos de garantías para mujeres y jóvenes?
Es de hecho una parte bastante natural del modelo del sistema financiero actual. Incluso, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) saben que hay que no solo otorgarle crédito al país, sino tener un fondo. En otros países se coloca dentro de los ministerios de finanzas, otros deciden tener un fondo fiduciario aparte. Eso lo tiene que definir el modelo legal en Ecuador, hacia quién tendría el manejo del fondo fiduciario.
¿Cuál es la recomendación?
La idea es que no solo una instancia como BanEcuador tenga acceso al fondo, sino el sistema financiero como tal, la Conafips (Corporación Nacional de Finanzas Populares y Solidarias) y otros, porque sabemos que todos lo necesitan. Lo que necesitamos es un fondo de garantías nacional, para que ahí juventud, la mujer y todo el mundo pasen primero por ese fondo, para que después el banco no le pida, porque sería dar vuelta, le va a pedir el tema de la tenencia de la tierra, auto, cualquier otra garantía que tenga que mostrar, sino que ese documento (la garantía) ya lo lleve antes de acceder a la otra parte. Pero, como digo, esa es una revisión legal.
¿En qué estado se encuentra esto?
Dentro de todo este diálogo ese fue el primer tema que salió. También estamos contentos porque la nueva política de mujer rural, que este Ministerio de Agricultura ha estado conduciendo, dentro de la actualización que hicimos y revisión, ahí ya quedó el tema de desarrollar el fondo de garantía violeta. A partir de que ahora ya queda el tema, y entendemos que el presidente (Daniel Noboa) va a elevar esto a nivel de decreto presidencial, eso le da más fortaleza a nivel del ministerio. Creo que quien va a gatillar, o sea, quien va a dar el inicio a todo este tema del fondo de garantía, obviamente es el Ministerio de Finanzas y a partir de esa revisión legal decidir si ellos mismos se quedan como otros países o crean otra instancia. (I)