En el 2023, Daniel ingresó a trabajar en una agencia de comunicación y marketing como supervisor de ventas de un equipo de impulsadoras. Cumplía su jornada laboral de ocho horas, de lunes a viernes, de 10:00 a 19:00; pero un sábado su jefe lo llamó a preguntar por qué no estaba trabajando y contestando los mensajes de WhatsApp. Y es que las chicas que estaban a su cargo sí trabajaban los sábados, sin ganar sobretiempo.