El pasado 6 de mayo, la vida de Orencio Mariñas dio un giro de 180 grados. Su taller textil en Caracas fue ocupado, "invadido", como se dice en Venezuela, y quedó en la ruina. Su caso es uno entre muchos de propietarios de viviendas o locales que ven como se aleja la esperanza de recuperarlos, pues el nuevo Parlamento promete apoyar las tomas, incluso, de casas de migrantes.