"Todos sentimos levantarse un enorme peso cuando la vimos conocer a su bebé". Así resume el jefe de ginecología del hospital Southside, en Long Island (Nueva York), el desenlace "milagroso" de una paciente que ingresó con COVID-19 embarazada de 34 semanas y tuvo que someterse a una cesárea de emergencia en un coma inducido.