Esmeralda Arosemena de Troitiño, actual presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), habla de la situación de estos derechos en una región con desigualdades y cuya población ha salido a las calles a reclamar. Considera que el organismo debe convertirse en ‘facilitador’ y agrega que el ser electos o designados como autoridades del Estado implica una responsabilidad y esta debe ser asumida “con todas sus consecuencias”. Ofreció un espacio antes de iniciar con el último día de audiencias públicas del periodo 174 de sesiones, realizado en Quito, esta semana.