Es un dolor que lo inmoviliza. Colón Sánchez, de 49 años de edad, tiene linfoma de Hodgkin, cáncer en el sistema linfático –parte del aparato inmunitario que combate las infecciones–, que le provoca inflamación de los ganglios alojados en la cavidad cervical: “Esto aprieta los nervios. No aguanto mi columna”, dice mientras en el exterior de su casa, en medio de las peatonales de Sauces en el norte de Guayaquil, había un bingo, de esos que ha organizado su familia para financiar el tratamiento.

Su padecimiento se hace más intenso durante el día, pero hay veces que es impredecible como el miércoles último cuando abandonó un trámite que debía cumplir en el quinto piso del edificio donde funciona la Defensoría del Pueblo porque el ascensor tenía daños y no podía subir escaleras.

Él acudía a esa entidad para conseguir, mediante una acción de protección, que el IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social), del que es afiliado voluntario, compre una medicina necesaria para frenar el avance del cáncer. Es el fármaco brentuximab vedotin (ampolla), que no está entre los 399 principios activos y 787 fórmulas farmacéuticas incluidas en el Cuadro Nacional de Medicamentos Básico (CNMB), cuya novena edición data de octubre del 2013, cuando se publicó el acuerdo ministerial en el Registro Oficial.

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Cada dosis cuesta $ 5.000 y necesita inyectarse tres al mes, por lo que el costo total bordea los $ 15.000. El carácter autónomo de las dependencias del IESS queda de lado, pues en este caso no puede comprarlo al no estar en el CNMB, listado de medicamentos que rige por ley en la red pública de salud cuyo rector de la política sanitaria es el Ministerio del ramo (MSP).

Washington Ladines, oncólogo del Hospital Teodoro Maldonado Carbo (HTMC) del IESS, dice vía e-mail tras un pedido de entrevista presencial no concretado, que si ese centro adquiere esos medicamentos con el presupuesto asignado, puede caer en llamados de atención por las instancias de control.

El HTMC recibe entre cinco y ocho pacientes al año con linfomas de Hodgkin, de los que el 50% recae tras los tratamientos disponibles: “Cuando no existen resultados para contrarrestar el avance del cáncer con linfomas se aplica el brentuximab. Al utilizarlo, limpia al paciente de las células cancerígenas y se puede realizar el trasplante de médula, salvando su vida”.

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La Comisión Nacional de Medicamentos e Insumos (Conamei) es el órgano técnico del Consejo Nacional de Salud (Conasa) que elabora el CNMB. Tiene representantes de diez instituciones y culminó la décima revisión en mayo del 2018.

La ministra de Salud, Verónica Espinosa, debía publicarlo mediante acuerdo ministerial tras la aprobación del Conasa, pero esto aún no se concreta.

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El nuevo CNMB incluye entre 50 y 60 nuevos fármacos, pero el Conasa objetó 20. El ente resolvió pedir a la Conamei “una evaluación técnica pormenorizada de los medicamentos propuestos para inclusión, tomando como base la mejor evidencia científica disponible y considerando la sostenibilidad financiera del Sistema Nacional de Salud”, dice un comunicado de la entidad del 27 de julio pasado.

“Es decir, no hay plata. La Conamei entregó en enero pasado el informe final solicitado y aún no se aprueba”, indica Ernesto Carrasco, presidente de la Federación Médica Ecuatoriana.

Los pacientes con cáncer esperan que el Estado les provea de estas medicinas que les extienden la vida y reemplazan a la quimioterapia. Los recién nacidos también requieren fármacos que no están en el CNMB, como albúmina para un bebé de cinco meses que vino al mundo sin vías biliares, clave para el funcionamiento del hígado. Otra bebé, en cambio, tiene diarreas desde hace tres meses que nació por la atrofia intestinal que padece y requiere leche especial. Ambos están internados en el Hospital del Niño Francisco de Ycaza Bustamante del MSP.

Félix Carrera, gastroenterólogo pediátrico de ese centro hospitalario, dice que los centros de especialidades enfrentan las consecuencias de la metodología para aprobar el CNMB. “El cuadro son para cosas básicas, un hospital de especialidades por lo tanto debe tener una diferenciación con la que se pueda acceder a otras medicinas”.

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El proceso para adquirir estos medicamentos es muy demorado, agrega, a tal punto que “a veces se los consigue cuando el niño ya ha fallecido. Tenemos mucha ayuda de la Fundación María Gracia”.

El hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS compra medicinas que no están en el cuadro básico tras acciones de protección a favor de los pacientes. Foto: Archivo

La Constitución vigente establece que los servicios públicos de salud serán universales y gratuitos “en todos los niveles” y define los procedimientos diagnóstico, tratamiento, medicamentos y rehabilitación.

La albúmina, una sustancia que personas con problemas en el hígado no producen, no está en el CNMB. Cada frasco cuesta aproximadamente $ 90 y se lo aplica vía intravenosa, anota.

En el nuevo listado por aprobar, afirma Carrasco, se han incluido terapias para infecciones por bacterias multirresistentes, antirreumáticos, nuevas insulinas para diabetes juvenil y antirretrovirales para el tratamiento del VIH. “El Ejecutivo propuso el impuesto del 2% a las transacciones por encima de $ 4.000, ello podía servir para financiar, pero la propuesta fue descartada”, indica.

“La Política Nacional de Medicamentos (publicada en acuerdo ministerial) establece que el CNMB debe actualizarse en un periodo no inferior a dos años”, según un informe sobre la novena edición publicado en 2014 por la Conamei.

Luis Sarrazín, quien fue delegado de la Junta de Beneficencia ante la Conamei, cuestiona la postergación de la actualización y que se argumente que los medicamentos por incluir no curen. “Una medicina cura, mejora o a veces no actúa, pero no por culpa del fármaco, sino porque el paciente tiene resistencia... Todos los medicamentos trabajados en este cuadro básico son aprobados, ninguno es experimental... Así sea que no cure, pero al menos extiende la vida del paciente con una mejor calidad de vida. Ese es el punto que no entienden a veces las autoridades”, señala.

Solca importa más de 40 fármacos oncológicos costosos y de última generación que están fuera del cuadro básico. Gonzalo Puga, gerente hospitalario de esta institución en Guayaquil, indica que siempre conversan con el MSP y el IESS para que reconozcan estas compras. “Hacemos anexos al cuadro básico, pero el tiempo de respuesta puede ser de seis meses y se puede morir el paciente, entonces igual le damos el medicamento. La mayoría de veces no contestan, hay ocasiones que dicen que no. Solca debe asumir el costo”, señala.

En ciertos casos, añade, alargan la existencia. Para Colón es una decisión de vida o muerte, ya que para acceder al trasplante de médula ósea requiere del fármaco recetado desde diciembre pasado porque ya termina su tercer esquema de quimioterapia y los ganglios no se reducen. 

Vías para obtenerlas

Una acción de protección establecida mediante la intervención de la Defensoría del Pueblo es uno de los caminos que siguen los pacientes para conseguir que las entidades del sistema público de salud provean fármacos que no son parte del Cuadro Nacional de Medicamentos Básico (CNMB). Este rige por ley en toda la red pública sanitaria, que incluye al IESS y a las dependencias de los seguros de las Fuerzas Armadas y de la Policía. La otra ruta es la ayuda de las fundaciones. (I)