A raíz de un robo de documentos en el edificio de oficinas Watergate, en Washington D.C., una investigación del hecho demostró el interés de la administración Nixon de encubrir a los culpables que invadieron ilegalmente la oficina del partido demócrata. También descubrió una serie de actividades ilegales, clandestinas, que estaban destinadas a perjudicar a activistas y opositores utilizando instituciones públicas, en las que estaban involucrados altos funcionarios del gobierno y que Nixon estaba directamente involucrado en el encubrimiento del robo.