El reloj marca las 18:00 y empiezan los gritos. Hay abrazos, y dentro del público congregado en el centro de convenciones Costa Salguero, muy cerca del río de la Plata, una mujer salta y mira a las cámaras de televisión que están alineadas en primera fila. Las observa con los ojos vidriosos, al borde de las lágrimas, gritando: “Se siente, se siente, Mauricio presidente”.