En medio de un brillante sol de invierno, salió al exuberante campo y se puso una gorra. Su camiseta de rugby, verde y de mangas largas con la figura de un antílope en el pecho, estaba abotonada hasta el cuello con un estilo propio y en la espalda tenía un número 6 de color dorado. En cuestión de segundos, los cánticos de los aficionados inundaron el estadio Ellis Park, en el corazón de Johannesburgo: “¡Nelson! ¡Nelson! ¡Nelson!”.