Vivimos en un mundo totalmente distinto de aquel para el cual nuestro cuerpo fue hecho, empieza explicando el doctor Rafael Serrano, autor de Libre, obra que abarca los principios de la medicina funcional. ¿En qué maneras es distinto? En la alimentación, que en la actualidad es “predominantemente inflamatoria y procesada”, en palabras del médico.

Pero la comida no es lo único. Él cita varios factores para entender cómo perdemos la salud y cómo recuperarla.

Publicidad

  • El cuerpo puede procesar una cantidad determinada de toxinas. “Pero ahora se ve abarrotado de una carga excesiva, por lo que comemos, tomamos o nos ponemos, desde el agua hasta la polimedicación”. La sobrecarga en sistemas como el del hígado se refleja en problemas hormonales, digestivos, infertilidad, migrañas y estados de ánimo irregulares.
  • El cuerpo puede manejar estrés agudo: intenso pero de corta duración, para cazar o huir del cazador. “Somos cavernícolas en automóvil”, dice Serrano; dotados con la biología de las cavernas, pero sometidos al estrés continuo. “El estrés es un estado de sobreconsumo de nutrientes. Para formar las hormonas del estrés, el cuerpo ‘secuestra’ nutrientes de distintas partes, y eso afecta la función digestiva, reproductiva y circulatoria”. El estrés no solo es emocional. Ocurre por dormir tarde o no dormir, y por comer a deshoras. Eso, sostenido todos los días, nos satura.
  • ¿Podemos recurrir a la suplementación? Aquí se aplica la salud de precisión, que maneja Serrano. “A través de exámenes podemos saber qué deficiencias tiene una persona, cuáles nutrientes reponer y cuáles añadir”.
  • Estamos hechos para hacer ejercicio corto e intenso, no por deporte, sino por supervivencia. Una rutina de 20 minutos puede dar al cuerpo el estímulo cardiovascular y antiinflamatorio que necesita. La tendencia actual es excederse o no hacer nada. Lo primero lleva al desgaste. Lo segundo, a la sarcopenia, el índice de masa muscular muy bajo. “El músculo es el órgano metabólicamente activo que más ayuda a los sistemas del cuerpo: regula el metabolismo del azúcar, glucosa, insulina, lectina, la energía celular y el bloqueo de oncogenes”.
  • El costo de los avances en la alimentación. Al cuerpo se le vuelve muy costoso procesar, digerir y mantener los alimentos industrializados, después de siglos comiendo hojas, raíces y frutas de estación. “Gasta más energía y nos deja con deficiencias y alteraciones que luego son enfermedades”.

Si podemos controlar estos factores (y sí podemos, dice Serrano), el cuerpo puede entrar en un equilibrio natural. Y también encontrar satisfacción. En el intestino se forma el factor llamado triptófano, que luego forma la serotonina u hormona de la felicidad, que regula el sueño. Una mala función intestinal, producto de una mala alimentación, está relacionada con la depresión, ansiedad, ataques de pánico y sensibilidad al estrés, problemas de sueño y de conducta.

Implementar cambios, una vez que usted sepa cuáles son los factores en los que está faltante, no es una tarea agobiante. “En el libro, les planteo un plan de cinco semanas de cambios en el estilo de vida”, indica el médico, empezando por el control del estrés como factor primordial. Sin eso, no podemos avanzar a una mejor dieta o al ejercicio”. (I)