¿Sientes que tu cuerpo ya no es tan flexible como antes? No te preocupes, ¡no estás solo! A medida que envejecemos, es natural que perdamos elasticidad y flexibilidad en nuestras articulaciones, músculos y piel. Esto puede ser frustrante, ya que limita nuestra movilidad y puede incluso provocar dolor e incomodidad.