Según la Organización Mundial de la Salud, en 2019 había en el mundo 18 millones de personas con artritis reumatoide, el 70 % de ellas mujeres, y más de la mitad, mayores de 55 años.

Esto podría llevar a pensar que es algo que le ocurre a las personas mayores; sin embargo, puede afectar a cualquier edad. Hay una forma juvenil que afecta a niños desde los 2 años en adelante. “Uno de los picos de mayor incidencia de la enfermedad es entre los 35 y 40 años, en la etapa más productiva de la vida de las personas”, dice el doctor Gustavo Citera, reumatólogo.

  • La artritis reumatoide es crónica (sin cura) y causa síntomas moderados o graves, que podrían aliviarse con rehabilitación.
  • La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmunitaria sistémica en la que el sistema inmunitario ataca las articulaciones y otros tejidos del cuerpo.
  • Ataca a varios sistemas corporales, más frecuentemente las articulaciones de las manos, las muñecas, los pies, los tobillos, las rodillas, los hombros y los codos.
  • Lleva implícita una gran carga social. La OMS cita síntomas de moderados a graves. Si no se la trata o se la atiende a medias, puede haber gran discapacidad y alteración de la calidad de vida.
La artritis reumatoide no tiene cura, y los síntomas, que van de moderados a graves, requieren medicación y rehabilitación. Foto: Shutterstock

Citera indica que el diagnóstico temprano es fundamental para el éxito terapéutico. “Pero las personas no llegan a tiempo. Ante la rigidez en las articulaciones, entumecimiento y dolores, lo primero que hacen es automedicarse con antiinflamatorios, y así van controlando levemente ese proceso. O un médico no especialista les da cortisona, y llegan al reumatólogo con tres o seis meses de evolución de la enfermedad”.

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Los antiinflamatorios y corticoides no son contraindicados, al contrario, sirven para paliar el dolor y en algún momento el médico los prescribirá, pero hay que tener claro que no frenan la enfermedad. “Hay que usar medicaciones específicas, entre ellas el metotrexato, que está en la primera línea de tratamiento”. Pero hay un inconveniente, solo un 30-40 % de los pacientes responden a este compuesto. Si esto ocurre, se escala el abordaje con medicamentos biológicos, que inhiben las moléculas que provocan la inflamación.

“Más recientemente se aplican los inhibidores de (las moléculas) JAK. Se toman por vía oral, y son muy efectivos para controlar las causas de la inflamación en la artritis”, explica el doctor Citera.

Artritis juvenil y la esperanza de recuperar la movilidad articular

En los niños afectados por la artritis reumatoidea es común que lloren cuando las mamás intentan moverlos o cambiarlos de ropa. Se quedan muy quietos, no se mueven o juegan como otros, porque no saben cómo expresar el dolor. Ante esta conducta, el reumatólogo infantil (referido por el pediatra) constatará la inflamación en las articulaciones del pequeño.

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En los jóvenes, además del dolor y rigidez, se notará inflamación en las pequeñas articulaciones de las manos, pero esto es solo la manifestación externa; la inflamación se replica en cualquier otra parte del cuerpo. “Al ser una enfermedad sistémica, irá afectando otros órganos: es muy grave cuando se inflama el pulmón; y si ocurre en las arterias, hay aumento del riesgo cardiovascular”.

Lo bueno, dice Citera, es que si bien no hay una cura para la artritis reumatoidea, los fármacos de nueva generación permiten controlar la enfermedad y lograr la desinflamación y la remisión, libertad de síntomas y una calidad de vida normal.

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El dolor y la inflamación en las articulaciones pequeñas que surge por las mañanas y que se extiende hora o más, debe investigarse de inmediato, antes de las 6 semanas de evolución, para que el diagnóstico sea oportuno y el tratamiento sea efectivo. Foto: Shutterstock

La prevalencia de la artritis reumatoidea en América Latina es del 1 %. Uno de los obstáculos es la tardanza desde la aparición de las molestias hasta el diagnóstico. Otro es el costo de los medicamentos de primera línea. “Es muy importante que existan diferentes tipos de medicaciones que mejoren el acceso y abaraten los costos para todos los pacientes”.

¿Usted quiere aplicar algún tipo de ungüento, tomar un suplemento o probar con alguna sustancia natural? Citera prefiere creer en compuestos que tengan el respaldo de ensayos clínicos que prueben su eficacia. “Hay pacientes a los que les va bien (con lo natural) y otros que no”. El problema está cuando estos productos retrasan la llegada al especialista para un diagnóstico.

La rehabilitación física pasa por usar equipo de apoyo, pero si una articulación resulta dañada de gravedad hay cirugía de sustitución articular, para restablecer el movimiento, aliviar el dolor y mantener la funcionalidad. Es importante completar la rehabilitación tras la intervención para obtener unos resultados óptimos.

A menudo, los afectados y sus familiares deben cambiar de hábitos, y aprender estrategias para hacer frente a la enfermedad. Es importante mantener hábitos saludables, la actividad física regular y una alimentación adecuada.

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Se ha sugerido el uso de probióticos para regular o mejorar la microbiota o para desinflamar la pared intestinal, lo cual se reflejaría en la disminución de la inflamación de articulaciones. Foto: Shutterstock

Diagnosticar antes de las seis semanas hace la diferencia en la artritis reumatoide

El especialista Mario Moreno Álvarez, miembro de la Sociedad Ecuatoriana de Reumatología, explica que esta enfermedad de causa desconocida afecta más a mujeres entre los 20 y 40 años. “Las asociaciones mundiales de artritis han convenido que mientras más temprano sea el diagnóstico, el pronóstico de la enfermedad será mejor; hoy se habla de ‘curación’. Por lo tanto, es muy importante diagnosticar lo más pronto posible. “Toda artritis de menos de seis semanas de evolución, sobre todo en manos, que produzca rigidez en la mañana igual o mayor de una hora, debe investigarse de inmediato”, detalla.

En cuanto al tratamiento, Moreno afirma que hay avances no solo para controlar el dolor y la inflamación articular, sino para impedir o retardar el daño y deformidad de las articulaciones, entre ellas, las terapias biológicas y las terapias dirigidas. “Con el agregado de que ahora son más asequibles, desde el punto de vista del costo, con productos aprobados por EMA y FDA (agencias europea y estadounidense de medicamentos, respectivamente)”. Insiste en que la prescripción la hace un médico entendido y con experiencia en su uso.

Dieta y artritis: cada vez se conoce más y se entiende mejor la importancia de lo que comemos. “Se investiga mucho este tema, falta conocimiento, sin embargo, se recomiendan dietas con poca sal, sin grasas, más vegetales y granos, menos carnes; comer cantidades adecuadas de alimentos, evitar azúcares, conservar el peso y ayudarse con ejercicios”. Además, se ha sugerido el uso de probióticos para regular o mejorar la microbiota o para desinflamar la pared intestinal, lo cual se reflejaría también en la disminución de la inflamación de articulaciones a distancia.

Factores de riesgo de la artritis reumatoide

  • El primer aspecto que menciona el doctor Citera es la predisposición genética, algo contra lo cual no se puede luchar. “Hemos hecho investigaciones aquí en la región; hay genes asociados a una mayor probabilidad de desarrollar artritis.
  • El segundo, el hábito de fumar es un riesgo epidemiológico que puede prevenirse.
  • Ciertos gérmenes en el ambiente pueden disparar la enfermedad, que es más frecuente en mujeres (tres de ellas por cada hombre).
  • Y también está relacionada con la obesidad y con la enfermedad de las encías (un peso saludable y un correcto cuidado de las encías es parte del tratamiento).
  • “Probablemente hay causas endocrinas en las mujeres que favorecen el desarrollo de la enfermedad”, dice Citera, que al momento estudia el efecto de los inhibidores de JAK (tofacitinib), recientemente presentados en Ecuador. (I)