La Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG), con el apoyo de Galápagos Conservancy, repatrió 170 tortugas gigantes juveniles de la especie Chelonoidis vicina a su hábitat natural en Cinco Cerros, en el sur de la isla Isabela.
Esta acción se enmarca en los esfuerzos de conservación para restaurar poblaciones de quelonios y fortalecer su rol ecológico en los ecosistemas insulares, como un dispersor de semillas o arquitecto de la naturaleza.
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Estas tortugas, de entre 4 y 5 años de edad, nacieron y fueron criadas en el Centro de Reproducción y Crianza Arnaldo Tupiza Chamaidán, donde permanecieron bajo el cuidado de los guardaparques hasta alcanzar un peso promedio de 2 kilos y una talla de 30 centímetros.
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Antes de su liberación, pasaron por un riguroso proceso de cuarentena y evaluación veterinaria para garantizar su buen estado de salud.
El traslado de los ejemplares contempló una hora de navegación en lancha rápida, desembarque con apoyo de una embarcación pesquera y una caminata de cinco kilómetros en terreno agreste.
La DPNG detalla que, en el sitio, 18 guardaparques liberaron a las tortugas en un área con condiciones óptimas para su desarrollo. Su adaptación será monitoreada periódicamente por personal técnico.
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Durante 2025, la DPNG continuará repatriando tortugas desde los centros de crianza hacia zonas naturales del archipiélago para recuperar poblaciones amenazadas.
Estas acciones refuerzan la conservación de Galápagos, considerado uno de los archipiélagos volcánicos mejor preservados del mundo.
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Esta especie, también conocida como tortuga gigante de Cerro Azul, es endémica de Galápagos y habita en el volcán Cerro Azul, en una extensión de 254 km². Se alimenta de hierbas y cactus y su temporada de anidación varía según el ambiente.
Actualmente, está catalogada como ‘en peligro’, según la Lista Roja de la UICN.