Manabí es conocida por ser una tierra de ‘celebridades’: por sus calles es común ver a ‘Michael Jackson’, ‘Whitney Houston’... Y, entre ellos, una joven de Santa Ana destaca, quien, más allá de un característico nombre, sobresale por sus dotes histriónicos y facilidad de apego con el público: Gilliam Cingaby Mieles Pincay, o como le diría su sobrino Emmanuel: Gigi.

A sus 24 años ya ha trabajado en televisión y cine, pero su fuerte, especialmente este 2023, son las redes sociales, las cuales la catapultaron a obtener diversos premios durante esta temporada, destacando el ITV a mejor actriz. Con un prometedor futuro personal y profesional, la también influencer rememora el camino que la mantiene actualmente en la palestra nacional, sin dejar a un lado a esa niña, la menor de cuatro hermanos, que desde siempre soñó con ser la mejor actriz del Ecuador.

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¿Cómo nace ‘Gigi’?

Mi mamá quería ponerme un nombre distinto; entonces, mis tías (que vivían en Estados Unidos) le mandaron una lista de nombres que escuchaban por allá. Un día, una tía va pasando por una tienda que se llamaba Gillian’s y dijo: “Sí, este es el nombre, está superlindo”. A mi mamá le encantó el nombre, le fascinó, dijo: “Gilliam”. Yo crecí alrededor de nombres como Sócrates, Bertina, Tenorio, pero de niños a mi alrededor nunca había escuchado un nombre como el mío. Entonces, crecí con esto de “No puedo pronunciarlo”, y mi mamá siempre sufría por eso, porque no le gustaban los apodos. Decía: “Qué pena. Si yo puedo, todos pueden”. Hasta que tuve mi primer sobrino; él no podía decir mi nombre, y me puso “Gigi”.

Menciona mucho a su mamá. ¿Qué significa ella para Ud.?

Mi mamá es todo para mí: mi mamá es mi centro, mi kriptonita, mi fuerza; es mi primer amor, es la razón por la que yo no me desvío del camino. Desde pequeña he escuchado mucho a mi alrededor: “Gilliam es loca”, “Gilliam es rara”; y mi mamá siempre ha dicho: “Ella es así y eso está bien”.

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Desde pequeña le decían ‘rara’. ¿Sentía que tenía ese talento para ser una estrella?

Uno de los primeros recuerdos que tengo en mi vida es tener cuatro años, con mi cabello honguito cerquillo, estar en el centro de toda mi familia, mi papá grabándome, y yo imitando a Pedro el Escamoso. Por eso mi familia me dice “Pirulina”. Recuerdo que tenía como 8 años y mi papá me preguntó: “¿Qué quieres ser de grande?”. Y yo le dije: “Quiero ser actriz”. Y cada vez que en la escuela decían: “Vamos a hacer un evento”, decía: ‘¡Yo!”, porque el escenario era el único espacio donde sentía que pertenecía.

Su primer personaje

Clara es un nombre que lleva guardado en su corazón. Así se llamaba el primer personaje que interpretó a sus 17 años, cuando unos estudiantes universitarios la llamaron para protagonizar el cortometraje Entre letras, al cual ella considera su primer trabajo, pues, aunque no obtuvo remuneración alguna, le permitió empezar a experimentar ‘dentro de las canchas’ lo que vendría luego: las luces, las cámaras y la verdadera acción.

“Estaba ilusionadísima con ese personaje, y a partir de ese cortometraje me llamaron de otras universidades para hacer otros y luego un comercial. Me pagaron $ 100 y con eso yo pagué la luz por dos meses en mi casa. Mi hermana no podía creerlo: yo con 18 años, estudiando actuación, fui sustento en mi departamento”, menciona. Y a partir de ese momento todo cambió: “Cada semestre tenía la oportunidad de un cortometraje o de alguna obra de teatro, o de pasante en algún teatro, y nunca decía que no. Por eso digo que no hay trabajo pequeño y hasta el sol de hoy no le hago el feo a ningún trabajo”.

¿Hay algo a lo que le diría que no?

A desnudos, a cosas que no tengan sentido. Le diría que no a cosas que vayan en contra de mis valores. Yo sé que como actriz tengo que hacer cosas que no van con quien soy yo, pero siempre hay un límite.

MasterChef Celebrity, la meta actual de Gigi

MasterChef Celebrity (lunes a viernes por Teleamazonas) es el primer programa de telerrealidad en el que participa y en el cual espera obtener el primer lugar. Sin hacer spoiler, nos cuenta sobre su experiencia en la ‘cocina televisiva más importante del mundo’.

¿Cómo se preparó para el reality?

Yo no sabía cocinar. Y dos semanas antes de subirme al avión me llamó la Flaca Arellano (productora del reality), me lo propuso y me dijo: “Tranquila, vas a aprender, no te vamos a dejar sola”. Me hizo sentir muy segura y eso me hizo decir: “Hagámoslo”. Y es MasterChef. Y dije: “Sería muy tonto que dijeras que no”.

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¿Cómo sobrellevó la soledad durante las grabaciones?

Esa soledad la sobrellevé haciendo videollamada con mi mamá, con mis hermanas. Nunca tuve tiempo de sentirme sola. Siempre estuvimos entre compañeros, estudiando y grabando todo el día.

¿Le pedía consejos de cocina a su mamá?

Sí, yo le pedía consejos a todo el mundo: “¿Qué puedo hacer?”, “Recomiéndame algo”. Porque esto no es un juego, todos estamos compitiendo.

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¿Con quién compaginó mejor en el programa que no haya conocido antes?

Jalal Dubois. Él es una persona que se hace amigo fácilmente de la gente. Él tiene dos niñas y cuando me hablaba de ellas me recordaba mucho cómo mi papá se expresaba de mí y de mis hermanas; entonces, como que conecté mucho en ese aspecto con él. Y me di cuenta de que era mi lugar seguro en la competencia. Cada vez que yo tenía un problema, Jalal se daba cuenta; estuvo pendiente de mí todo el tiempo.

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Su corazón, un tema solo de dos

Al consultarle sobre los últimos acontecimientos de su vida privada, ella es sucinta: “Es simplemente nuestra”.

“Cuando nosotros tomamos la decisión de separarnos, porque fue una decisión de ambos, nos costó mucho más la decisión por el que dirán y por cuidar al resto que nos estaba viendo que por nosotros mismo. Y cuando nos dimos cuenta de eso, dijimos, estamos muy perdidos en el camino y hay que volver a encontrarnos. Pero definitivamente lo que él y yo tenemos o las decisiones que tomemos de aquí en adelante o lo que estamos viviendo ahora es netamente nuestro”.

Más allá de lo social

A pesar del sinfín de sonrisas que obtiene de sus seguidores, Gigi no deja a un lado su parte humana, la cual, al igual que la mayoría de creadores de contenido, se ve afectada por las críticas que pueden generarse.

Ha sido juzgada por panelistas de farándula que aseguran que al ser un personaje público su vida también lo es. ¿Cómo se siente al respecto?

Fue un ‘bautizo’. Me dieron una bienvenida muy ‘bonita’ en el medio en su totalidad. No sé si ellos son conscientes de lo que hacen, pero lo que hicieron fue lanzar una ola de odio hacia mí. Yo no se lo deseo a nadie. Porque cuando todo eso pasó fue un “¿Qué les hice?”. Porque hay maneras de comunicar las cosas. Yo no hago nada por marketing; yo abrí mi corazón con el público porque me acostumbré a contarle mis cosas felices, pero no tengo por qué contarles mis cosas tristes, eso es algo muy mío. Yo en mi privacidad llevo mi dolor, porque la gente no tiene que ver lo peor de mí.

¿Le han afectado las redes alguna vez?

Un montón de veces; actualmente también lo he sentido. Empecé a trabajar en redes hace cinco años y nadie se metía conmigo, pero desde hace dos años soy cuestionada por mi físico: que soy muy alta, que si soy muy gorda, que si soy muy espaldona, que si no cumplo los estándares de belleza, que en el 2023 las chicas tienen que ser muy delgadas y muy altas. Como no cumplo todos esos estándares, no soy a veces lo suficientemente valiosa en contenido para ciertas personas y me esfuerzo un montón, porque mi contenido no es fashion blogger, no es lifestyle, no es salud y bienestar, no es nada. Mi contenido es comedia y yo lo que espero es que vean mi trabajo. Si van a juzgar algo, que sea si doy risa o no doy risa, o si te hago disfrutar o no te hago disfrutar, porque ese es mi trabajo en redes sociales. Entonces, empecé a tener muchos problemas conmigo.

¿Cómo trabaja para no encajar en estereotipos?

Yo nunca he podido ser algo que no soy. Nunca he podido fingir ser alguien que no está dentro de mi esencia. Yo puedo jugar un rato, pero no va a ser eso mi vida.

¿Alguna vez le han pedido fingir en algún proyecto?

Sí, me han pedido y hay personas que se conflictúan cuando hago algo que no les agrada. Siempre han querido cambiar algo en mí, pero ¿qué hago? Yo no le hago daño a absolutamente nadie.

¿Se considera una estrella?

En algún otro punto de mi vida te hubiese dicho: “No me considero una estrella”, pero siento que esa palabra la han satanizado. Pero sí me siento una estrella en mi corazón, y desde mi interior, a la hora en la que me veo al espejo, digo: “Tú puedes tener todo para brillar porque Dios te dio un talento que tienes que aprovechar y agradecer”. Y yo invito a las niñas que me siguen, que son las que más me importan, que me vean como una tía: que siempre me vean lo positivo, de ir por lo que sueñas, de ir por tus objetivos.

¿Y qué dice su niña interior?

Mi niña interior quiere que tenga más huevos, que ponga en su lugar a muchas personas y que me defienda un poco más, pero tengo que agarrar a mi niña interior y decirle: “Cálmate, yo sé que te quieres defender y que quieres decirle a todo el mundo que lo que dicen de ti no es verdad”.

Pero en esos momentos tu silencio es mucho más elegante que una respuesta a comentarios vacíos y sin ningún propósito.

¿Tiene algún papel soñado?

Más que un papel soñado, tengo el sueño de internacionalizarme, de llegar muy lejos y de representar a mi país y de que puedan ver, sobre todo a Santa Ana, que es un cantón tan chiquito, que personas de un cantón pequeño pueden brillar en lugares muy grandes. (E)