A Mariasol Pons la conozco por sus libros. El denominador común de sus obras es la inclusión, en un marco ficcional, de los hechos y sucesos que nos atañen o que nos perturban como sociedad. En La chica, la narcoguerrilla; en El Libro de Olga, la falta de libertad; en De quién son estas piernas, los insondables alcances de la tecnología y de la epidemia del covid, y en El asesino del tronco, su más reciente novela, la migración forzosa.
La obra se concentra en el caso venezolano, en cómo este país, que en las décadas de los 60 y 70 era el paraíso latinoamericano y acogía inmigrantes, pues era un suelo de oportunidades, en años recientes sufrió una diáspora sin precedentes. El otrora paraíso se convirtió en un lugar invivible para los propios venezolanos, por las erradas políticas de gobierno. Según ACNUR, hay en el mundo casi ocho millones de migrantes venezolanos. La mayoría, en países de América Latina, entre ellos, Ecuador.
El asesino del tronco es una novela de 179 páginas, publicada por editorial Planeta. Está estructurada en 15 capítulos y un epílogo. Un informado narrador en tercera persona cuenta la historia: Desde cuando Rosita, montuvia de Balzar, da a luz a su hijo, al que bautiza como Patricio, y junto con su esposo, Chino Miguel Solano, migra en los años 70 a Venezuela, en busca de progreso, hasta la realidad del país al que llegan y donde se desarrolla la mayor parte de la trama. Este vive una época de esplendor, que posteriormente se pierde. Esa dura transición se refleja en el libro.
La novela sigue los pasos de los Solano, su lucha por adaptarse en Venezuela, la añoranza por el suelo que dejaron, su relación con las familias pudientes venezolanas, para las cuales trabajan. También se cuenta lo que sucede en el ámbito social, político y económico del país, lo cual es clave, pues determina la vida de la familia migrante y de los ciudadanos venezolanos. La obra cubre un periodo de casi 50 años. En este medio siglo los personajes experimentan cambios, a la par que la sociedad que habitan.
El libro se nutre de la crónica y el reportaje. Se explica el por qué del ascenso al poder del comandante Hugo Chávez, poder que, tras la muerte de este, heredó Nicolás Maduro. El chavismo gobierna Venezuela hace 25 años. Hay un tono periodístico en estas páginas, así como una mirada sociológica, que se desplaza hacia varios ámbitos. Entre otros, hacia la cultura popular o de masa. Aparecen las telenovelas Topacio, Cristal y Leonela, que hicieron furor en los 80, y que incluso se exportaron a muchos países. Aquella exitosa producción de telenovelas, con el tiempo y los problemas políticos, dejó de existir.
El libro hace énfasis, de igual forma, en el habla, con sus particulares modismos. Pese a compartir un mismo idioma, en Latinoamérica hablamos de manera distinta y un mismo objeto o palabra pueden tener distinta significación en Ecuador, Perú, Argentina o Venezuela. La obra de Pons bebe del melodrama de las telenovelas y de muchas vertientes, para articular un género cada vez más híbrido, como es la novela contemporánea.
Se vierte, asimismo, la cultura montuvia de Rosita, para quien un huevo de gallina de campo, tiene un poder curativo, al igual que muchas plantas. Rosita posee un saber llano, aprendido de sus mayores, y habla con las plantas. Es uno de los personajes entrañables del libro y la vemos de vuelta a su raíz. Está también la religiosidad como algo arraigado en la población, sin distingo de clases sociales. La iglesia y un sacerdote son personajes importantes en esta trama, en la que Patricio, el hijo de Rosita, incluso es monaguillo.
Pero ¿por qué una novela que habla de la migración, se titula El asesino del tronco? Esa pregunta me la hice antes de comenzar la lectura. Solo al final del libro supe el porqué. No lo voy a revelar. Lo descubrirán cuando lo lean. Pero sí me llevó a reflexionar y a cuestionarme sobre el accionar de uno de los personajes. ¿Puede alguien ético desviarse fácilmente de su camino? ¿Cómo actúa un ser humano bueno cuando las circunstancias lo acorralan? ¿Hay en el interior de cada persona una mezcla de bondad y maldad?
El asesino del tronco confirma a Mariasol Pons en su vocación de escriturar la sociedad que le toca vivir. (O)