En el colegio, muchas generaciones de estudiantes aprendimos el poema Quejas y escuchamos decir de Dolores Veintimilla de Galindo que era una poeta de versos llorones. O se la mencionaba como la mujer suicida que se despidió de su madre con una carta en la que le decía: “Dele un adiós al desgraciado de Galindo”, con lo cual se elucubraba que entre ella y su esposo había distanciamiento, pues él, al momento de la muerte de Dolores, no estaba en el país. Con estos mitos transcurrió nuestra secundaria. La investigadora María Helena Barrera-Agarwal echa abajo los mitos sobre esta autora ecuatoriana del siglo XIX, nacida en 1829 y muerta en 1857. Lo hace a partir de una prolija investigación en las fuentes.