No ha parado de llorar y de rezar desde que le avisaron que su mamá tenía que ser intubada, pues su salud se complicó luego de estar tres días hospitalizada por COVID-19. "Intentamos ser fuertes, pero no se puede. Saber que tienes a la persona que más amas luchando de cerca con la muerte es horrible, es una situación difícil por todo..., uno piensa que nunca le va a llegar y llega cuando menos lo esperas", cuenta Mónica, de 34 años.