En 2010 se estrenó Rosario Tijeras, serie que en Ecuador fue transmitida y suspendida en dos ocasiones, en 2011, por presentar contenido demasiado fuerte para la audiencia, la historia de la joven medellinense Rosario Pavón (María Fernanda Yepes) que crece en un ambiente que la lleva hacia el crimen, pero que al mismo tiempo es muy protectora de su familia: su mamá, su hermano con discapacidad y su hermano sicario, John F. (Juan David Restrepo).
Desde el 3 de junio, el canal A&E transmite la tercera y última temporada de la versión mexicana de 2019 (protagonizada por Bárbara de Regil), y para acompañarla ofrece también la producción original colombiana, de lunes a viernes a las 20:00.
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Juan David Restrepo conoce muy bien a Rosario, pues su primer encuentro con ella ocurrió en 2005, cuando Emilio Maillé dirigió el largometraje Rosario Tijeras, que estuvo nominado a un premio Goya como mejor película extranjera. Entonces peleó dos meses por el papel de John F., pero al final este fue para Rodrigo Oviedo.
“Entonces pasé al elenco secundario, a ser uno de los amigos de John F. (Morsa). Años después me llamaron, me invitaron al casting de Rosario (la serie), y yo conocía demasiado bien al personaje porque ya lo había estudiado”. De todos modos, apenas supo que era suyo, se fue dos meses a Manrique, en Medellín, el barrio donde sería el rodaje. “Empecé a relacionarme mucho, a conocer a la gente, a los muchachos del barrio, su manera de hablar, de comportarse y eso nos llevó a tener un personaje bien construido”.
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Sin embargo, no era su primer trabajo actoral con un personaje de ese perfil. En 2000, a los 20 años, interpretó a Wilmar, un jovencísimo asesino en la película de Barbet Schroeder La virgen de los sicarios, basada en la novela de Fernando Vallejo.
Desde entonces se encaminó hacia lo audiovisual, y alternó sus estudios entre la dirección, la actuación, la dirección de fotografía, la creación de guiones y la acrobacia cinematográfica. Ahora, a los 44 años, lidera la empresa audiovisual Migrantes Films, enfocada a sus propios proyectos de cine y trabajos para marcas y artistas. Entre estos están Farruko, Marc Anthony, Jean Carlos Centeno, Los Gigantes del Vallenato. Dirigió su propia cinta de ficción, En coma (2011) y está por estrenar Migrantes.
“Es una historia acerca de la migración venezolana. Yo lo llamo una oda al venezolano, porque se nos olvida que las personas que emigramos queremos un futuro mejor para nuestra familia, no necesariamente tenemos que ser delincuentes”. Es la historia de una familia que va de Venezuela a Medellín, enfrentándose a la xenofobia, pero sin perder sus principios, pese a las grandes necesidades. “Es que yo fui migrante. A muchísimos países”, dice Restrepo, que ahora está en su tierra natal, Medellín.
¿Sigue teniendo Rosario Tijeras el mismo atractivo que en el año de su debut? “Primero, tú la puedes ver en cualquier país y te vas a ver reflejada tu tierra en esa serie; fuera de eso nos muestra no solamente la parte cruda de de los barrios y de la sociedad, sino también el lado humano de estos personajes, independientemente de cómo se desempeñen”. ¿Cuáles son los rasgos de humanidad de John F.? “La preocupación por su familia, el amor que le tiene a su hermana, a su hermanito, a su mamá”, dice, negando que esto sirva para justificar las acciones negativas del personaje.
Son papeles que lo han marcado. “(Un personaje) es un elemento ajeno, del cual uno se hace un implante, y tienes que pelear con él hasta que tu cuerpo se adapte. Cuando tienes personajes muy fuertes, con conductas, maneras de hablar y caminar muy diferentes a las tuyas, quedas ‘tocado’, pero como actor debes entender la distancia que hay entre el personaje y tú”.
¿Es Colombia distinta que la que recibió a Rosario Tijeras, la serie, hace catorce años? “Yo creo que es exactamente igual, con conflictos más avanzados que los que teníamos en esos momentos, pero no es solamente Colombia, hace parte de un fenómeno en el mundo y en Latinoamérica”.
Este año también marca el retorno (en secuela) de otro hito televisivo colombiano, Betty, la fea. Restrepo medita en la aceptación del público, que permite que una producción se reinvente después de 25 años, pero también en la calidad de la historia; cita Escobar, el patrón del mal, Las muñecas de la mafia, Sin tetas no hay paraíso y El capo. Pero no les ocurre a todas, pues comenta que a veces los canales deciden retomar obras “que ya no van al caso y que no están muy actuales, y es un tiempo en parrilla muerto, porque se dan cuenta a los ocho días que no mueve gente”.
Cree que la temática dura y realista hace tiempo le ganó a los romances clichés del dueño de la empresa con la empleada. “Si tú ves el cine o las series alemanas, francesas, americanas, españolas, nos muestran conflictos sociales, porque el género audiovisual es eso. Los comunicadores tenemos que contar lo que está pasando”.
En su caso, asegura que no ve televisión “para nada”. “Veo las series en las que estoy para darme palo y criticarme, pero no consumo TV. Sí series y películas”, dice, confesando que acaba de pasar dos semanas viendo por primera vez todas las temporadas de Juego de Tronos. “Cuando me engancho, no puedo parar. Quiero algo que tenga destellos de humanidad, sobredosis de humanidad”. (E)